31 octubre, 2005

"Sábado" de Ian McEwan

"Es un lugar común de la genética moderna y la crianza de los hijos que los padres tienen poca o ninguna influencia en el carácter de los mismos. Nunca sabes cómo te van a salir. La salud, las oportunidades, las perspectivas, el acento, los modales en la mesa: quizás esté en tu mano moldear estas cosas. Pero lo que determina en realidad la clase de persona que va a vivir contigo es cómo es el esperma y cómo el huevo que encuentra, cómo se eligen las cartas de dos barajas y luego cómo se barajan, cómo se dividen en dos mazos y se ensamblan para recombinarlas. Alegre o neurótico, desprendido o avaro, curioso o soso, expansivo o tímido o cualquier cosa entre medias; la gran cantidad de trabajo que ya llega hecho puede ser una auténtica ofensa al amor propio de un progenitor. Por otra parte, eso quizás te saque del atolladero. Lo entiendes en cuanto tienes un segundo hijo: dos personas completamente distintas provienen de azares más o menos similares en la vida".

La bestia

En un día como hoy, hace ya un par de años, recibí la primer gran desilusión por parte de mi padre (es quien determina el sexo).
Yo, que había seguido de cerca el abultamiento de la panza de mi mamá...
Yo, que había ido a comprar el moisés con mis tías...
Yo, que había elegido el nombre...
Yo, que había contado los días ansiosa para conocer a mi hermanita...
Yo... me quedé con las ganas.
En lugar de la nena que había soñado apareció la bestia, una cosita (con "cosita"), peluda y fea (mejoró cuando lo pelaron) con la que compartí mi infancia y adolescencia.
Como buenos animales salvajes, luchamos diariamente a muerte delimitando territorios en un todo vale, desde tirones de pelo hasta patadas, pasando por cuanto intermedio se les ocurra.
La cosa es que la bestia creció, por lo tanto, para preservar mi integridad física, la cuestión territorial pasó a jugarse en el terreno coloquial. (Yo no fuí, fue él!! Yo no fuí, fue ella!! La rep... que te rep..!!!) La lucha era a todo o nada, así que saqué mi arma secreta más temida, la imaginación, y lo asusté tarde tras tarde con relatos horripilantes de vampiros y demonios. Algunas veces actuaba y le hacía creer que estaba poseída, cambiando la cara y la voz terminaba las frases con un escalofriante Je, je, je, je!!
Cuando ya los relatos no surtieron efecto no me importó, estaba en plena adolescencia y totalmente en otra, la bestia era solamente algo que importunaba, entonces directamente lo ignoraba.
Pero también la bestia se hizo adolescente, por lo que paulatinamente adquirió estatuto de persona y nombre, "Rafa".
Ya estábamos en condiciones de compartir territorios.
Compartimos complicidad cuando se rateaba y yo falsificaba la firma de su boletín de faltas, compartimos noches en vela, estudiando él y explicándole yo matemáticas o filosofía antes de un examen, compartimos un par de lágrimas cuando le rompieron el corazón por primera vez, compartimos también las primeras borracheras.
Ya éramos iguales, éramos hermanos.
Y nos fuimos haciendo más hermanos a medida que la vida se nos volvía como más importante en algún punto; cuando se casó y nos fuimos caminando hasta la iglesia, nerviosos, fumando un cigarrillo, él disfrazado de novio y yo, disfrazada de madrina; cuando hicimos trabajo de parto el día que nació su primer hijo; cuando lloramos juntos en mi casamiento; cuando nació mi primera hija y entró todo emocionado estrenando su título de tío; cuando... fue y es un día a día.
Hoy hacen exactamente treinta y cuatro años que empecé a compartir la vida con "Rafa", la bestia, el otro animal salvaje que parieron mis padres.

28 octubre, 2005

Plaga demoníaca

Lo busqué en la biblia, y no, no estaba, los piojos no figuraban como una de las plagas que dios abatió sobre Egipto.
Será que son tan asquerososo que ni dios los tuvo en cuenta?
La cuestión es que, bíblicos o no, esos inmundos bichitos osaron refugiarse en las cabezas de mis niñas para crecer, reproducirse y quien sabe que otra porquería más.
Como todas las desgracias, llegaron en el momento más inoportuno.
La mañana en que nos mudábamos, yo estaba vomitando cada cinco minutos (porque a mi se me da por somatizar el quilombo de esa manera), los gatos saltaban entre las cajas, mi marido mi papá mis suegros y los peones acarreaban muebles por las escaleras, y mi mamá esperaba a que, entre vómito y vómito, pudiera terminar de vestir a las nenas para llevárselas a pasear hasta que terminara toda la movida.
Ya vestidas, quedaba solamente la sección peinado.
ASCO TOTAL!!!! cuando estaba haciendo la raya al medio en la cabeza de Solcito divisé entre los rulos unas cositas blancas. ¿Estas dos se habrán aplastado galletitas en los pelos? pensé. Ilusa de mí. Miré mejor para sacudir lo que yo creía que eran miguitas y ahí nomás los ví, montones de bichitos inmundos que trataban de esconderse entre los pelos. Inmediatamente me puse a revisar a Abril, que paradita al lado nuestro se rascaba a cuatro manos. Idéntico resultado. Las dos cabecitas estaban minadas de piojos.
Hice una pausa para vomitar, aunque creo que esta vez fue por el asquito que me causaron los bichos, improvisé unas trenzas de emergencia (ni hablar de encontrar el Nopucid en medio del despelote) y las despaché con mi mamá hacia la calesita.
Lo primero que busqué cuando llegué a la casa nueva fue el mata piojos, pero cuando llegó mi vieja con las nenas no tenía agua. Me las arreglé con unas botellas de agua mineral y creí, nuevamente ilusa de mí, que ya estaba todo bajo control.
De nada valió la fortuna invertida en Nopucid (no es bárbaro, como dice la propaganda).
Resultado: Tres generaciones de mujeres (abuela, madre e hijas) empiojadas durante más de un mes.
Consejito: Si las visitan los piojitos, compren un buen peine fino, ese que tiene los dientes acanalados y pásenlo cuantas veces sus hijos se dejen. Los productos químicos para exterminarlos (a los piojos, no a los chicos) no dan buen resultado.

Cuestión de lógica

Quién no haya tenido diálogos de este tipo, que tire la primera piedra...

“SEXA”

–Papá...
–¿Hummm?
–¿Cómo es el femenino de sexo?
–¿Qué?
–Que cómo es el femenino de sexo.
–No tiene.
–¿Sexo no tiene femenino?
–No.
–¿Sólo hay sexo masculino?
–Sí. Es decir: no. Existen dos sexos: masculino y femenino.
–¿Y cómo es el femenino de sexo?
–No tiene femenino. Sexo es siempre masculino.
–Pero vos mismo dijiste que hay sexo masculino y femenino.
–El sexo puede ser masculino o femenino. La palabra "sexo" es masculina. El "sexo masculino", el "sexo femenino".
–¿No debería ser "la sexa"?
–No.
–¿Por qué no?
–¡Porque no! Disculpá. Porque no. "Sexo" es siempre masculino.
–¿El sexo de la mujer es masculino?
–Sí... ¡No! El sexo de la mujer es femenino.
–Y ¿cómo es el femenino?
–Sexo también. Igual al del hombre.
–¿El sexo de la mujer es igual al del hombre?
–Sí. Es decir... Mirá: hay sexo masculino y sexo femenino ¿no es cierto?
–Sí.
–Son dos cosas diferentes.
–Entonces ¿cómo es el femenino de sexo?
–Es igual al masculino.
–Pero, ¿no son diferentes?
–No. O... ¡sí! Pero la palabra es la misma. Cambia el sexo, pero no cambia la palabra.
–Pero entonces no cambia el sexo. Es siempre masculino.
–La palabra es masculina.
–No. "La palabra" es femenino. Si fuese masculino sería "el pal..."
–¡Basta! Andá a jugar.
El muchacho sale y entra la madre. El padre comenta:
–Vamos a tener que vigilar a este pendejo...
–¿Por qué?
–Sólo piensa en gramática.

Luis Fernando Verissimo.
Escritor y periodista brasileño.

27 octubre, 2005

sin desperdicio!

Esta semana han habido dos o tres episodios fantásticos y delirantes en esta casa. Uno lo puedo contar porque todavía me estoy riendo. Entre Laura y Juan, ya lo saben, hay 7 años. El mide 1,90 y ella es alta pero no tanto como para desafiarlo de igual a igual. El padre sostiene que el vínculo entre ellos es ser "Tom & Jerry": si no lo corre ella, la corre él.
Antes intervenía yo apenas empezaba a caldearse el ambiente, ahora he decidido reservarme para cuando corra sangre. Sin embargo hoy en un momento escuché una pelea que parecía atroz...los gritos de la niñita taladran el oído de cualquiera, nunca sé si es en serio o en broma. Lo patea, le pega y él en general trata de alejarse jodiéndola un poco "sos un bebé de dos años!" o le pega suavecito.
Me levanté de la compu porque los gritos parecían indicar algo grave. Era grave, se estaban dando con tutti, yo salgo a la terraza donde sucedía todo eso y con mi mejor cara de ogro escocés les ladré desaforadamente:
- "con la mano!!!, con la mano, dije!! en esta casa se pegan pero con la mano!"
Todavía se están riendo. ¿estaré alienada?¿es normal?

una experiencia que no volveré a repetir!



Esta foto cómica fue tomada por uno de mis hermanos (que vive en inglaterra). Su hija Ana duerme sobre el puf rojo y mis gemelos Juan y Martin sobre los otros dos. Ana nació dos días antes de los muchachos por lo cúal cada año que nos juntamos con los niños sacábamos fotos de lo que graciosamente llamábamos los "tri".

Las botellas, son obviamente un agregado, pero se lo hubieran merecido porque en esa semana en que vino Pablo solito con Ana bebé para que se conozca con los primos (tienen 5 meses en la foto), ¿adivinen quién bebía para poder soportar el griterío, los llantos y toda la angustia de los triplets, mientras el pibe se fue a jugar al futbol cada día de esa semana? eh??????.

Sí, yo. Y eso que ahora que lo pienso seguía amamantando. Ah, una noche dormida como un tronco, escuché llorar a uno y lo alcé y lo puse en la teta, ME LA ESCUPIO!. Era Anita.

26 octubre, 2005

Yo también fui un animal salvaje

Y lo sigo siendo, por que la condición de hijo que marca tu venida al mundo te acompaña hasta que partís.
No sé que fantasías tendría mi madre sobre mí cuando yo todavía no era yo, seguramente algunas cumplí y seguramente muchas no.
Lo que sí sé es qué fantasías y expectativas tenía yo con respecto a ella cuando tuve edad para fantasear. Yo quería una mamá como la de Adriana, mi mejor amiga de la primaria.
Quería una mamá con pollera, que me esperara con la leche servida cuando volvía del colegio, ese tipo de madre abnegada que limpiaba y cocinaba, que dejaba de lado su carrera para dedicarse a su familia, que iba a misa los domingos y nunca puteaba.
Y mi vieja...Mostraba (y muestra) las piernas solamente en verano cuando se ponía (y se pone) la bikini (la mamá de Adriana siempre malla enteriza), cuando yo llegaba del colegio estaba trabajando y lo más elaborado que salía de su cocina era una milanesa con ensalada.
Mi madre, dentista ella, ejerció su profesión desde que se recibió a los veintiseis años y sigue ejerciendo hasta el día de hoy que cuenta con sesenta y ocho. Obviamente no iba a misa (ni va), salvo cuando necesitaba algún milagro en su vida. Puteaba (y putea) como un camionero (la mamá de Adriana lo más duro que dijo en su vida fue miércoles!) y chupaba (y chupa) como un marinero (la mamá de Adriana se tomaba un Ocho Hermanos alguna noche de invierno).
Tanto desencuentro entre realidad y fantasía produjo más de un desencuentro entre ella y yo, por lo que mi adolescencia, que de por si es trance jodido, fue bastante difícil.
Con la llegada de mis hijas, no sólo sigo siendo hija sino que además, obviamente, soy madre. Y este ser madre me reconcilió con la mía.
Recién ahora entiendo que gracias a que no fue como la mamá de Adriana, yo soy quién soy(tan parecida a ella). Que sin querer, casi por ósmosis, fui incorporando recursos que me permiten plantarme ante el mundo (y no me van a voltear así nomás).
Recién ahora entiendo que cada uno es como es, más allá del deseo del otro y que cada uno hace lo que puede.
Recién ahora, cuando veo la ternura que derrama sobre mis hijas, me acuerdo que también lo hizo conmigo.
Recién ahora puedo decir que estoy orgullosa de esta dentista medio loca, feminista acérrima, bocasucia y medio curda que me tocó como madre.
Recién ahora me doy cuenta que yo también fui y sigo siendo un animal salvaje.

Mi primera foto


Este es Alan, explorando.
Va de prueba.
Mi primera foto para blog.
¡Gracias Gragry!

Cuando la pesadilla de uno es el disfrute del otro.

Abril, mi hijita de tres años, tiene la costumbre de pasarse a nuestra cama cuando empieza a entrar luz por las ventanas, a eso de las seis de la mañana. Algunas veces, como esta madrugada, se pasa más temprano.
No sé en que momento se metió porque, raro en mí, no escuché el plap plap de sus piecitos desnudos sobre el piso.
La cosa es que yo dormía plácidamente cuando me despertó un grito aterrador en la oscuridad, salté en la cama y agarré a mi nena que decía algo sobre una araña, le hice upa y traté que entendiera que había tenido un sueño feo. Ya totalmente despierta, no creía en la explicación del sueño, así que con Gustavo, le mostramos que en la cama no había ningún bicho. No se convenció, dijo que le daba miedo, que mejor se volvía a su habitación. Diez minutos después escuchamos que llamaba desde su camita - papi, vení, tengo miedo, quedate conmigo buaaaaaa!!!!!-
Allá fue Gustavo, para quién los pedidos de las hijas son órdenes inobjetables.
Y yo... me quedé solita en la cama grande... me despatarré como una chancha ocupando las dos plazas y dormí hasta las ocho menos cuarto.
Creo que lo último que pensé antes del primer ronquido fue "Gracias, Dios, por la pesadilla"

25 octubre, 2005

Recursos para madres (1)

La página que nos enseña 15 maneras de atar los cordones: http://www.fieggen.com/shoelace/index.htm

Yo sé que está en inglés, pero mi ñato, mirando las figuritas aprendió enseguida un nudo para sus zapatillas. Y eso que llevaba practicando mi método como 6 meses...

Madres del mundo, disfruten el tiempo ahorrado con un buen baño de inmersión.

Este dato lo encontré en Tam Tam

Technorati Tags:
Technorati Profile

De padres e hijos

Esto me lo pasaron por mail antes de haber tenido a mis hijas, en su momento no lo valoré, hoy lo comparto con ustedes.

Cada vez que veas que tus hijos están fuera de control, reconfórtate pensando que ni siquiera la omnipotencia de Dios sirvió para que sus hijos le hicieran caso.
Luego de crear los cielos y la tierra, Dios creó a Adán y a Eva, y las primeras palabras que les dijo fue "No lo hagas"
- No hagas qué? - Respondió Adán
- No comas la fruta prohibida
- Fruta prohibida? Tenemos una fruta prohibida? Hey, Eva... Tenemos una fruta prohibida!!
- De ninguna manera!
- De todas las maneras!
- NO comas la fruta! - Dijo Dios
- Por qué?
- Porque soy tu Padre y digo que NO! - Respondió Dios, preguntándose por qué no detuvo la creación después de crear los elefantes...
Minutos despues, Dios vió a Sus criaturas comiendo la manzana...
- No les dije que no comieran la fruta? - Preguntó Dios, nuestro primer Padre.
- Ajá - Dijo Adán
- Y entonces por qué lo hicieron?
- No sé - Dijo Eva
- Ella empezó! - Dijo Adán
- No fui yo! - Dijo Eva
- Si fuiste!
- NO FUI!
Cansado de los dos, el castigo de Dios fue que Adán y Eva tuvieran sus propios hijos. Desde entoncés, el patrón quedó grabado y nunca se cambió.
Pero hay una moraleja en esta historia. Si paciente y amorosamente trataste de dar la sabiduría a tus niños y ellos no la tomaron, no seas duro contigo mismo. Si Dios tuvo problemas criando a Sus hijos... Que te hace pensar que sería fácil para tí?

Consejo del día: Si tenés un montón de tensión y te da dolor de cabeza, sigue las instrucciones del frasco de aspirinas:
"Tome dos aspirinas" y "Manténgase alejado de los niños"

NIÑOS: Pasas los dos primeros años de sus vidas enseñándoles a caminar y a hablar. Luego pasas los siguientes 16 años diciéndoles que se sienten y se callen

Los nietos son la recompensa de Dios por no haber matado a tus hijos

Las madres de adolescentes saben por qué algunos animales se comen a sus cachorros

Los niños rara vez te malinterpretan. De hecho, normalmente repiten palabra por palabra lo que nunca debiste haber dicho.

El principal propósito de hacer fiestas para niños es para recordarte a ti mismo que hay algunos niños peores que los tuyos

Se bueno con tus niños. Ellos elegirán tu geriátrico

El cielo y la hormiga

Nacho mi hijo más chico sólo tiene dos añitos. El domingo estabamos en casa y lo vimos en su momento cumbre de exploración en el jardín, observando muy detenidamente a los insectos. Sentado y con su dedo índice se dedicaba a aplastar cuanta hormiga o bicho bolita diera vuelta cerca de él y rápidamente levantaba su carita al cielo y moviendo la cabeza con un gesto de negacion la volvía a bajar y miraba otra vez a sus bichitos. Notamos que en ciertas ocasiones decia algo como: "no puede ser, no". Nos sentamos con mi marido y lo observamos por un rato largo. Hasta que decidí que era el momento de intervenir. Me acerco junto a él para poder ver más de cerca y preguntarle porque tenía esa actitud contra esos pobres "bichos" que se habían cruzado por mala suerte para ellos (los bichos) con mi hijo.
Me mira y me dice: "mirá mami, yo hago esto (aplasta otra vez a otra hormiga) ves se muere mami. Pero no se que pasa hoy o que estamos haciendo mal, porque ves? no se van al cielo como vos me dijiste!"

24 octubre, 2005

Reflexiones

Abril, tres años
(Mirando el animal Planet) Che, mami, parece una víbora la "serdiente"
(Jugando con un abecedario de goma eva) Esta parece una tortuga sin "pajarazón" (letra h)
(Bañándose) ¿El codo es la rodilla del brazo?

percepción profunda (metáfora: cero)

Hoy fui a buscar a Félix a la Psicóloga. Ella me explicó que el niño hoy era el Dr. Firulain y que daba clases sobre cómo enseñar a los niños. Me dijo que cuando un chico llora la madre no tiene que gritarle sino tratar de calmarlo. Y también da un consejo para el padre de la criatura: no tiene que tomar tantas pastillas para tranquilizarse.
Ejem, no comments.

22 octubre, 2005


Oh!, esta es otra joyita Mattel. Por si no te convence la familia feliz siempre queda la oportunidad de

Barbie Suicida/Barbie Terrorista.

Les cuento que no es un montaje, fue cierta. Existió y antes de salir a la venta sus millones de clones perdieron la ropa...buh! es que los asesores de márketing de la empresa dijeron que mejor no, es demasiado rubia, demasidado anglo, demasiado blanca, demasiado protestante para ser tan tan tan tan mala.

La corrección política, entonces, determinará que cuando salga la barbie musulmana ....quién te dice!.

En fin.

Juguemos en el bosque mientras el lobo no está

Teresina Raiola

Y sí, me siento como ella. La madre de Al Capone.

El miércoles me llaman del colegio para una reunión con la directora: Martín (el del medio, ¿se acuerdan?) contrató a Juan para que le pegara a Joaquín. Le pagó dos galletitas.

Me quería morir. Esconder en un pozo. ¿De dónde sacó eso mi hijo? ¿Cómo puede ser?

Salí del colegio con la cabeza hecha un remolino.

Sí, sí, ya sé que este hecho no debe ser abordado desde la moral del adulto. Ya sé. Ya me lo dijeron. Ya lo aprendí.

Igual no puedo evitar sentirme como si fuera la Teresina esta. Tampoco puedo evitar el ataque de risa y frases como  “qué cosas se les ocurren a los chicos” y otras por el estilo.

 

Mil abordajes del tema se agolparon en estos 3 días en mi cabeza:

  • ¡Qué capo el pibe! ¡Qué bien que la hizo! Uy, me da miedo. Me hace acordar a Fendrich y Barreda. No, esa no.
  • Debate moral, tipo Dostoievsky. Bien y mal. Justicia por mano propia. Culpa. Castigo. ¡Aflojá!, es un pibe. No, no, mejor no.
  • Implicancias legales. Tarea cuando llegue a casa: buscar en el Código Penal las condenas previstas para los instigadores y para los ejecutores. ¿Para qué, si no va a ir con un juez que todo lo sabe y que estudió para eso? Los que vamos a juzgar  (e imponer un castigo) somos Luis y yo que, a duras penas, sabemos ponernos de acuerdo.
  • Tipo “la gallinita dijo eureka”, bueno, son niños. Y sabemos que los niños son seres puuuuuuuroooos, no tienen maldad ¿no? No, puros las tarlipes. Así no.
  • Economía de mercado: ley de oferta y demanda. ¿Juan era el más barato para pegarle a Joaquín? ¿Qué galletitas eran : Criollitas u Oreo? No, no. Ese no es el punto. Definitivamente.
  • Madre equilibrada que lo hace reflexionar sobre el causar daño a otro, el hacerse cargo de los propios sentimientos, de las consecuencias. Sin que se sienta culpable, ayudándolo a entender. Esta es la correcta. Sí, definitivamente. Ahora me falta encontrar a la madre equilibrada. ¿En qué rubro busco?

PS: Nunca mantuvimos esta conversación.

 

 
Powered By Qumana

21 octubre, 2005

A los chicos hay que decirles siempre la verdad...

A los chicos hay que decirles la verdad...
Un día se me acerca Solcito, promediando sus cuatro añitos, y me dice -¿vos a nosotros para tenernos en la panza nos comiste?- Le contesté que no y pensé que todo quedaba ahí, como cuando hablamos de que las nenas tienen chuchi y los nenes tienen pito.
-¿Y entonces cómo entramos? Porque vos me dijiste que hiciste fuerza y salimos por la chuchi pero no sé como entramos- Tragué saliva y le expliqué que papá tenía una semillita que ponía adentro de la mamá, que se juntaba con una que tenía la mamá y que así se hacía el bebé adentro de la panza. Creí que ahí terminaba la cosa, pero no, había algo que no le cerraba, me miró y temblé porque en ese momento supe que estábamos a un paso de "LA PREGUNTA". Y sí che, ahí nomás la hizo -¿pero cómo te la puso?. No había forma de escapar, era una pregunta directa. Se me cruzaron un par de pavadas como para zafar, pero también me acordé cómo fue que yo me enteré de cómo eran las cosas (y no fue por mi mamá, ni por mi papá), me acordé que cuando le pregunté a mi vieja qué era un forro me salió con algo de las telas, y... le dije. Le dije que el papá tiene esas semillitas que se llaman espermatozoides, que las pone con el pitito adentro de la chuchi de la mamá y se juntan con la de ella que se llama óvulo, y así se forma un bebé.
Creo que se lo mandé todo de un tirón, sin respirar.
Pero no terminó ahí, para rematarla me dice -Ah! entonces te tuviste que sacar la bombacha? - Y, si- le contesté.
Ella muy tranquila se fue a ver a los Power y yo traté de tranquilizarme diciéndome que a los chicos hay que decirles siempre la verdad.
Cuando le conté la charla a Gustavo, mi marido, me dijo que tendría que haberle dicho que cuando fuera grande se iba a enterar de como se hacían los bebés. Ahí tuve la certeza de que había hecho bien, que a los chicos hay que decirles siempre la verdad.
Pero, hubo un momento en que no pude. Fue cuando hablamos de la muerte. Pero eso lo dejo para otro día

20 octubre, 2005

Instrucción cívica


Que la vida está llena de contradicciones es una lección que mis hijos deben aprender tarde o temprano. Personalmente me hubiera gustado que fuese un poco más tarde, pero no quiero llevar mi deseo al punto de ahorrarles los estímulos necesarios para su crecimiento intelectual y personal. Debo alegrarme sin duda por el hecho que nuestras autoridades estén de acuerdo conmigo, y de que, al parecer, una parte importante de la población que las ha elegido también lo esté. Debo estarles agradecida, porque tan decisivamente colaboran en la formación cívica de mis hijos, aunque no deja de sorprenderme una actitud tan solícita para con nosotros, aparentemente tan alejada de la que tienen para con ellos mismos y sus propios retoños.
Yo los educo para la paz en un mundo violento. Les enseño que hay violencia legítima, y que ésta tiene sus límites en valores que pretendemos sean universales. La escuela los educa para la paz en un mundo idílico en que las miserias humanas se reducen a la guerra contra el tabaco, a la que seguramente dedicará más horas lectivas que para preparar la conmemoración de los 30 años del golpe militar, la guerra preventiva bushiana o la segunda guerra mundial. Como consecuencia, Laura -única hija en primaria-, sólo sufre la violencia en carne propia durante el recreo. Con horror comprobé que ya sabe que quien se autoproclama tu amigo es que desea algo de vos. Algunas de las nenas de su grado deciden unilateralmente a qué juegan. Si no está de acuerdo, simplemente no juega: desgracias de nacer un 19 de mayo y ser la menor. Así que opta por esclavizar, a su vez, a las amiguitas o primas menores . La televisión o bien la sumerge en la contemplación pasiva de la violencia o en la exaltación estúpida de los buenos sentimientos, léase la corrección política del canal de dibujos que la dejo ver: nickelodeon.
No puedo, entonces, sino agradecer a nuestro gobierno que contradiga con palabras y hechos una de las directivas fundamentales de la educación de nuestros escolares: la educación para la paz. Los obliga a comprender que la paz es una lucha y en absoluto un estado natural de la existencia humana. Los obliga a pelear por ella en la escuela, en la calle, en la sociedad. Aprendieron que nuestras ideas siempre se oponen a otras, y que, como dijo alguno, cualquier coincidencia de opinión entre vos y yo es sólo eso: pura coindidencia. El triunfo de nuestras ideas siempre será efímero, lo único permanente son nuestros adversarios.
En las instrucciones para Presidentes de mesa que la junta electoral central, órgano fundamental en nuestra institución democrática, mandó a los que estarán ahí todo el domingo me entero de algunos aportes fundamentales para mi reflexión. Se deja en manos de los presidentes de las mesas electorales decidir si "las referencias a la guerra y la paz" que estén colgadas en las aulas que funcionan como cuarto oscuro constituyen propaganda electoral, y los autoriza a retirar, por tanto, cualquier posible referencia. Si tenemos en cuenta que más de la mitad de las mesas están instaladas en colegios públicos que, en el ejercicio de su función de educar a sus alumnos para la paz, han llenado sus aulas con dibujos y leyendas alegóricas, obtenemos como resultado que los valores que supuestamente informan nuestra sociedad son suspendidos cautelarmente durante la supuesta fiesta de la democracia. El problema de la escuela no será en parte que a las maestras se les debe hacer difícil explicarles a sus alumnos (nuestros hijos) estas contradicciones?. El problema es que no les hablamos de política. Voy a empezar cuanto antes.

gracioso juguete.


La foto salió medio mal, pero la advertencia no podía dejarla pasar.

"LA FAMILIA PERFECTA" by Mattel, Inc.

advertencia: puede causar asfixia.

Me da gracia, justo a nosotras madres: ¡si lo sabremos!!

18 octubre, 2005

Estoy en todos los detalles

Pasó algo extraño con el nacimiento de mis hijos. Pasada la semana 42 de embarazo de mi primogénito, el obstetra indicó una inducción de parto. Que como no funcionó, derivó en cesárea. Hasta ahí, todo normal.

El obstetra: -¿Qué te parece si lo hacemos, dejame ver la agenda... el 21 de septiembre?
Yo: -¡No! El 21 es el día de la primavera. Cuando sea grande se va a ir siempre con los amigos y nos va a joder el festejo. ¿Tenés otra fecha?
E.O: -El 22 podría ser...
Yo: -¿Un poco más alejado?
E.O: -No, después se me complica, y tenemos que sacarlo. Se pasó dos semanas y media.
Yo: -Está bien, que sea el 22 entonces.
Y el chico nació el 22 de septiembre a las 18,12 horas.

Segundo embarazo. Mismo obstetra. Por razones que tampoco vienen al caso, el médico y yo estamos de acuerdo en que debe ser otra cesárea. Como va a ser una cesárea, y yo ya tuve un embarazo de 42 semanas y media, a la semana 38 le digo que ya estoy lista para parir. Él dice que está bien. El bebé está bien.

E.O: -¿Te parece el 3 de abril?
Yo: -¡No, es el cumple de mi vieja!
E.O: -¿Después...?
Yo: -No, sacámelo antes. No soporto más. Pasé todo el verano embarazada.
E.O: -Entonces puedo el ... de marzo.
Yo: -Me parece bien. Ya empezaron las clases para esa fecha. Viste que los chicos que cumplen fuera del período escolar tienen que esperar para festejar su cumple.

Regreso a casa feliz, y anuncio la fecha en que nacerá mi segundo vástago. Mi madre salta.
M.M (mi madre): -¿Cómo? ¿No te acordaste? Es el aniversario de la muerte de ...
Yo: -¡No!

Llamo urgente al obstetra y le pido cambio de fecha. Nos consultamos mutuamente. Yo consulto al resto de la familia:
Yo: -¿El 26 de marzo les viene bien a todos? ¿Nadie cumple años, ni se casó, ni murió, ni piensa tener un infarto? Miren que yo prefería en abril, porque en marzo cumple años mi marido, y dos cumples el mismo mes es todo un presupuesto.
El segundo nace el 26 de marzo a las 9,30 de la mañana.

Y desde entonces me pregunto: en el libro del destino, ¿ellos no tenían una fecha destinada para nacer? ¿Cuándo hubieran nacido si mis deseos y las necesidades médicas, y la agenda del obstetra, no hubieran interferido? Como nacieron con fecha "de encargo", ¿les habré alterado el karma cósmico, su signo astral, su camino de vida, el equilibrio entre el ying y el yang? ¿Me echarán en cara alguna vez que ellos hubieran preferido nacer cuando les diera la real gana, en vez de que yo lo decidiera todo, porque seguro ya me tildaron de dictadora que le dice a cada uno lo que debe hacer? ¿Les habré quitado o agregado días de vida que no les correspondían, y por lo tanto el mundo terminará cuando no debía terminar? ¿Y si existe la reencarnación y los que debían reencarnar en mis hijos no pudieron hacerlo, porque yo les cambié el día? ¿Y si, por no haber tenido un parto espontáneo, natural, quedaron fuera de algún ciclo de no sé qué, y son algo así como almas en pena? (¡y encima no están bautizados ni les hice la circuncisión!). ¿Y si son tan hermosos e inteligentes justo porque nacieron cuando yo lo decidí, y por eso también son tan insoportables? ¿Y si toda su rebeldía se debe a que al mayor le sobraba algún día de gestación, y al menor le faltaba, y en ese día debía haber algún cambio neuronal que entonces no sucedió? ¿Y si..? ¿Y si..? ¿Y si..?

17 octubre, 2005

problemas de atención

Empiezo, como siempre, no por el principio. Cuando vi que Verónica abrió este espacio me sentí inmediatamente tentada de solicitar el alta para integrarme al staff. Los hijos (en mi caso uno solo, que vale por cien) nos dan a diario material suficiente para tantas historias como palabras dicen. Pero lo que me había detenido, hasta ahora, es que casi siempre me cuesta encontrar para esas historias cierres o finales. No es que pretenda un final explicativo con moraleja y todo, pero sí algo, un atisbo de remate, aunque más no sea formal, que cierre todo eso que ellos abren.

Félix tiene 7 años y reinicia esta semana sus sesiones de psicóloga. Al principio me costó aceptarlo. A mi me mandaron al psicólogo de chica, como quien lleva el hijo al mecánico "a que le ajusten las tuercas", a ver si había algo que pudiera repararse. Nada más alejado de lo que quisiera hacer con él. Sobre todo porque entiendo que él va a hacer lo que quiera.

La Lic. S. se apresura a explicarme, después de oir un breve cuadro de situación, que en la escuela, cada vez que encuentran nenes con los que les cuesta lidiar (nenes que se aburren, demasiado creativos o demasiado quilombros o demasiado dispersos) los mandan a la consulta. Me explica que el 90% de sus pacientes llegan derivados de la escuela, y que ser derivado por la escuela no significa que el niño tenga en sí nada "malo" sino que es cuestión de ayudarlo a que adapte su conducta a lo que una escuela puede tolerar.

Le digo que, según la maestra, el chico tiene problemas de atención

—Me dice la señorita que, por ejemplo, leen un cuento, lo comentan, él escucha y participa y al otro día no se acuerda nada, como si no hubiera estado. Que vive en las nubes y que en matemática se pierde todo el tiempo. Que cuando de verdad se concentra logra un rendimiendo tan diferente al habitual que se nota que el problema no es de aprendizaje. Pero lo peor es que yo soy igual: puedo tener el cuerpo en un lado y la cabeza en otro, más de lo que me gustaría. A veces vamos caminando por la calle y él interrumpe su monólogo para decirme "ma, no me estás escuchando", y yo "no, la verdad es que me aburre cuando me hablas de la tele".

—Pero, ¿vos te perdés y es algo que te pasa o vos te perdés cuando no te interesa lo que escuchás?

—A veces me pasa más allá de mi voluntad de escapismo mental. Pero yo ya soy grande y con mi problema de atención puedo vivir.

—¿Vos sentís que tenés un problema de atención?

—... no sé, no se me había ocurrido decirle así hasta que hablé con la maestra.

Después la conversación tomó otro rumbo, arreglamos el tema de los horarios, del dinero y nos despedimos.

Pero la pregunta "¿vos creés que tenés un problema de atención?" sigue conmigo hace casi una semana.
Y desencadena otras preguntas todavía menos respondibles para mí. ¿Puedo enseñar algo que no sé? ¿cómo se hace para que el niño imite solamente mis características socialmente aceptables? ¿es un problema de atención hacer de cuenta que lo que no me interesa no existe? ¿es inevitable que mis hábitos de defensa contra el mundo se hayan arraigado en mí al punto de funcionar en automático, sin consultarme?

Y acá es donde me falta el remate. Una frase que responda todas esas preguntas o las invalide por completo. Un "lo único que importa es que lo amás y querés darle lo mejor". No. Evidentemente es condición necesaria pero no suficiente.

No hay remate posible para mí que indique el amor, la voluntad, el esfuerzo y que todo eso sirva pero no sea suficiente.

Pero la verdadera paradoja del asunto es que todo ese malestar, todas esas preguntas que me despiertan a la noche, la inseguridad y la sensación de ineptitud se disipan, todas juntas con juegos en la plaza y abrazos y sonrisas y sos la mejor mamá del mundo y, por lo menos en el segundo en que lo oigo, así me siento.

15 octubre, 2005

Ser y dejar de ser.

No tengo madre desde los nueve años, es decir: fui tempranamente huérfana. También dejé de serlo tempranamente, cuando nació Lucía y me hizo madre. Su mamá. Es inevitable pensar en lo más mío de ser madre cuando se acerca “el día de la madre”.
Ayer vi en la tele una reunión de madres en Plaza San Martín. Madres de Plaza de Mayo, Madres del Dolor, Madres de Muertos en Malvinas, en Keyvis y en Cromañón, y de algunos grupos más. En algún momento el cronista hace un remanido comentario acerca de la existencia de la palabra huérfano (que nombra al hijo sin madre) y la imposibilidad de nombrar la situación de dolor extremo en que viven éstas mujeres. La música de fondo de la nota y la elección de las imágenes más desgarradoras eran de una tremenda obscenidad.
Alguna vez supe que existe la palabra “huérfano” porque viene de “orfanato”, es decir: cuando el cachorro humano pierde su madre alguien debe suplir ese lugar, no se puede crecer sin cuidado, sin madre o algo parecido. Es curioso, pero la necesidad no es recíproca en este vínculo materno filial. Sólo hay madre si hay hijo. Ninguna sustitución (ni institución ni función) ante esa ausencia. No hay reemplazo posible. El silencio de esa imposibilidad es lo que la nombra. No se es madre sin el hijo. Sin ese hijo. Las que tuvimos más de uno sabemos que, ellos nos hicieron madre ´de nuevo´ cada vez, que cada vez es como una devirgación original. “soy la madre de fulano, la madre de mengano, y la madre de zutana”. Y sin embargo seguimos siendo una sola persona. Es así y es raro.
Martín-el de la foto de más abajo- sería igual a su gemelo Juan –el de la foto de pirámide- si siguiera vivo. Murió en un accidente. Entonces supe que cuando un hijo se muere, esa particular condición del ser madre se pierde en la misma y exacta medida de la ausencia del hijo. Desde ese instante, queda para una, la viva, un abismo silente y oscuro, hay una falta donde antes había una completud y una palabra. Queda la memoria de esa mutación emocional primera (de ese parto), su huella, su marca. Y sobre ella la sutura de una sepultura emocional también única.
Ya algo no se es para siempre. En algún momento supe que me quedaba por delante una tarea dolorosa pero increíblemente necesaria: sepultar esa maternidad junto con ese hijo. No podía dejarla insepulta, porque estaba ya muerta y un cadáver hiede, horroriza, espanta. Por eso, también, la gente huye de esos espectros. Es sano no dejarlos dando vueltas. Pero sano no es menos terrible, si más íntimo.
Algunos hijos mueren en accidentes, en tragedias, mueren sin sentido, y es algo insoportablemente injusto. Y no hay justicia posible. Porque la única sería tenerlos vivos, y eso no va a pasar. Nada de eso puede ser recobrado. Solo cuando se silencia un poco la ira, queda al descubierto el agujero, la cesura, el tajo donde sepultar lo que fue. Y llorar sobre esa tumba de dos hasta que lo que quede sea sólo lo que hay.
Mañana festejo ser la madre de Lu, de Juan y de Laura, y soy por eso increíblemente feliz. De la madre de Martín, esa que fui con él, me queda el recuerdo, la memoria en latido. Recuerdo en su origen está enlazado a corazón y a despertar. Me gusta todo eso más que la piedad.
¡¡¡¡FELIZ DIA PARA TODAS!!!!

¡FELIZ DÍA A TODAS LAS TRABAJADORAS DE LA MATERNIDAD!

Feliz día a las que trabajan y crían. A las que sólo trabajan de madres. A las que cocinan. A las que ofician de choferes. A las que sanan. A las que lavan y planchan. A las que consiguen el mapa de Birmania con división política el domingo a la noche. A las que cuentan hasta diez y después igual gritan. A las que tienen paciencia y a las que no. A las que se sienten maltratadas todo el día. A las que ofrecen mimos a manos llenas. A las que se ocupan de todas las citas e invitaciones. A las que compran. A las que no duermen. A las que tienen los pechos caídos de tanto amamantar. A las que se comen las sobras de vitina. A las que llevan siempre un paquete de galletitas en la cartera. A las que son expertas en Barbies o Powers. A las que miran todo el día Jetix. A las que más de una vez tuvieron que correr a un médico con el corazón a punto de estallar. A las que limpian mocos. A las que organizan la economía. A las que en su día, busca una salida para ellos. A las madres de estas madres. Hasta a las suegras... (y eso porque hoy estoy buena). A las abuelas que están y a las que recordamos. A la memoria de mi bobe Rosi. A las que aman incondicionalmente.

Gracias a Daniela Gutiérrez, Gragry, Bestiaria, Antonia Romero y Natalix por acompañarme en esta aventura. Si por favor me pasan los horarios en que pueden cuidar a mis hijos...

Gracias a los hijos e hijas que nos leen :-).
LLeven saquito. Dicen que el domingo va a estar nublado y va a refrescar. Cuídense con las comidas. No se acuesten tarde que el lunes hay que ir a la escuela. No se alejen. Si viajan en avión y se pierden, les conviene ser hijos de Jodie Foster.

¡FELIZ DÍA!

14 octubre, 2005

Ideas preconcebidas

Cuando sólo estaban en mi cabeza y no formaban parte del mundo real tenía las ideas muy claras de cómo quería que fuesen mis hijos, básicamente: felices y buenos.

Lo de felices, es obvio, ¿qué madre no quiere eso? Pero lo de buenos se ha ido matizando con los años. Resulta que en el mundo real, bueno, puede llegar a confundirse con: tonto, soso, vulgar, mediocre, aburrido, gili…

Ahora estoy buscando un adjetivo algo mejor que bueno y que complemente feliz.

La verdad es que aquella familia idílica que vivía dentro de mi cerebro tiene poco parecido con la que formamos mi marido, mi hijo, mi hija y yo.

Me gustaban los desayunos familiares de Heidi y su abuelo, con el pan caliente, la leche recién ordeñada y la alegría poco contenida de aquella adorable niña.

En mi casa los desayunos son: ¡La leche está demasiado caliente! ¡Yo no quiero bocata! ¿Dónde están mis cereales, quién se los ha comido?
¿Queréis dejar que mis neuronas se despierten sin sufrir un colapso?

No hablemos ya de los paseos por el pueblo a la puesta del sol, mi marido y yo cogidos de la mano y mis dos hijos (que a pesar de ser niño y niña se entienden de maravilla y son dos grandes amigos) caminan delante de nosotros manteniendo una alegre conversación...

- ¡Tú eres tonta, niña!
- Pues ¡anda que tú!
- Te crees todo lo que te dice cualquiera.
- Cualquiera no, a ti no te creo.
- ¿Lo ves? ¡Eres imbécil!
- Tú más.

Soy madre de vocación, quiero decir que siempre me gustaron los niños, siempre, incluso ahora que tengo dos armando barullo en casa. Y si algo he aprendido en estos doce años ejerciendo (es la edad del mayor, la niña tiene nueve) es que nada será como tú imaginabas. Eso es bueno. Le da emoción y atractivo al asunto.

Sólo espero no haberme equivocado en una cosa.
En lo de que sean felices.
Eso es innegociable.

12 octubre, 2005

Y, no hay caso, che

Estoy preparando mi serie "Cosas que desequilibran a una madre", pero me encuentro con cosas como esta y se va todo al demonio.

¿A quién no le pasó que su hijo (ese sagrado fruto del vientre de una) se enganche con algo non sancto (léase TV basura, literatura barata, ídolos de cartón, música deplorable...)?

La primera reacción que tuve cuando Patri, a la tierna edad de 4 años insistía en ver los Power Rangers, fue explicarle tiernamente (sólo tenía un niño, no trabajaba y todo mi ser se ocupaba de su más mínima necesidad) que los Power Ranger eran malos, pero malos de pésimos, no de maldad. Porque eran buenos. No les daba el presupuesto, pero eran buenos...

Ni bola me dio el niño.

Intenté maniobras disuasivas. A la hora en que pasaban la citada serie lo llevaba de paseo, le proponía una actividad cualquiera, llegaban visitas... Lo que cuadrara mejor. Funcionaba, pero el infante en cuestión seguía berreando por el Power Rojo como el ídolo indiscutido de su vida.

Con el tiempo, la vida me castigó soberanamente.

Una tarde Martín, ya tendría como 5 años, reconoció los acordes de "Twist & Shouts" con la frase: "Poné más fuerte; es la música de Videomatch". Ahí sentí en mi cuerpo la profecía de Simeón... ¡Cómo un hijo mío podía reconocer la música de Videomatch y no a los Beatles! Si yo cuidé tan bien de que nunca lo vieran. Y nunca pidieron verlo, pero a pesar mío supo de su existencia...

¡Ay, mísera de mí,
ay, infelice
apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así
¿qué delito cometí
contra vosotros... pariendo?

Con el tiempo alguien me explicó la verdad de la milanesa. Crecimos con la consigna que reza "la educación se da en casa". Como si en el colegio sólo se diera información. Pero resulta que los tiempos cambiaron. Ya no hay una mamá full time disponible para los niños, la madre en cuestión está yugando a la par del marido... Los niños tienen acceso casi ilimitado a la televisión e internet, y, si vivimos en Argentina, es probable que pasen muchas horas con una persona (la chica, empleada, mucama, y otros eufemismos) que tiene una cultura y valores muy diferentes a los nuestros... Ergo, al sagrado altar hogareño ingresan variadas propuestas, frases, conocimientos, hechos y realidades sin el filtro paterno. Sin mirada crítica, sin apoyo, sin respaldo.

Y los chicos hacen lo que pueden.

Y nosotros (los padres) también.

Con el tiempo aprendí a aceptar que a mi hijo Martín (es el segundo, así que es el complicado, el que trae todas las cosas raras :P) le gusten los cantantes latinos... Pero aprovecho la volteada y le vuelo el seso con Masliah, Menphis, Attaque 77, Sumo... Soy mala y me gusta serlo, y él disfruta de la diversidad, de bailar con la mamá y saltar un buen pogo.

Sigue preocupándome que Tomás cante divertido temas como Hay una bomba en el colegio (no sea cosa que se le ocurra curtirse a la novia debajo del pupitre), Vení, Raquel o Los piratas (no es cuestión que no respete a las mujeres). Les hago escuchar a Pink en Good bye, blue skyes pero no me dan ganas de que vean la peli todavía... Lo mismo me pasa con Viernes a las 3 am, a pesar de que escuchan a full a Seru.

Miles de veces hablamos del retrato de Dorian Grey, pero no sé si se lo daría a Patricio a leer. Ni siquiera Farenheit 451... Me da miedo que conozcan así el lado oscuro de la humanidad, del "ser" humano.

A veces prefiero que sigan confundiendo a los Beatles con los cortineros de Videomatch...



Technorati Profile

11 octubre, 2005

lecciones de economía para las niñas

Creo que llegó la hora. A pesar de su corta edad, voy a iniciar la instrucción de Laura en los aspectos básicos de la economía. Hubieron dos hechos ésta semana que me dieron la pista de que no puedo demorarme más.
1. Laura acaba de perder un diente e insiste en que a pesar de que no creamos en el hada de los dientes –ni en ningún ratón perez-, DEBO darle el dinero.
2. En un dibujito animado descubrió que en otras latitudes los niños reciben su “mesada”. Le señalé el mobiliario de la cocina argumentando que probablemente en todas las casas de la argentina actual, se conoce por mesada sólo ESO que mi dedo le señalaba.
Pero además, el domingo me sorprendí al comprobar su incapacidad para considerar caro una vuelta en calecita de medio minuto por cincuenta centavos. El hecho que eso fuera más o menos el costo proporcional de lo que consume ella de leche al día , más bien lo consideró un argumento pro parte. El aprendizaje temprano es necesario, pues, dada la precaria situación actual y futura de mi hijita: es mujer (su abuela paterna tiene una teoría al respecto), tiene padres que prefieren invertir en libros antes que pensar en sus respectivas jubilaciones, que son incapaces de ahorrar, que ambos son desprendidos y que además no han descubierto valor alguno en el sufrimiento....En resumen: su futuro económico es más negro que el alma de Menem.
Dar lecciones a mi nenita sobre tan espinosa disciplina, dada mi nulidad al respecto, es un ejercicio doloroso, reconozco mi incapacidad, pero debo intentarlo. Como primera medida voy a establecer un sueldo quincenal de tres pesos, y voy a intentar que viva su sueldo en circunstancias lo más reales posibles.
Para empezar, restaré un treinta y siete por ciento de ese sueldo, porque es mujer. Lo malo es que al ser mujer probablemente no pueda despedirla si se embaraza, pero al segundo recuerdo que para eso deberé esperar al menos varios años. En la planta funcional familiar figurará part-time, y el resto en negro. Si no quiere, a la calle. Si se enferma, cobrará sólo el sueldo básico, se pierde el presentismo, es decir, el 30 por ciento de lo que le pago.
Para que se vaya entrenando en el trabajo precario, una quincena de cada cuatro no le voy a pagar: la despido y la vuelvo a contratar y por lo tanto ni siquiera tendrá derecho a huelga.
Le retendré un 17 por ciento de aportes: es soltera, no tiene hijos ni mayores a su cargo. De su declaración de impuestos no podrá descontar nada porque no se ha comprado una casa, ni se lo recomiendo, y por tanto no tiene nada que desgravar. Si decide comprar una casita para sus Barbies, el adelanto o préstamo que le podré dar si reune las condiciones, le costará un tercio de su sueldo durante los próximos treinta años. Un 40 por ciento del sueldo se le va en comida... Podemos negociar si acepta comer sólo polenta, pasta con salsa y arroz hervido, y olvidarse de los yogures, los quesos que nos deleitan a ambas, los cereales de colores, las pasas de uva y las aceitunas. No le conviene refugiarse en la anorexia para ahorrarse unos mangos, pues le cobraré el tratamiento médico y psiquiátrico, y saldrá perdiendo. Miserias de la economía globalizada. Se siente. Luz, agua y teléfono, en parte proporcional.
Si mis cuentas no fallan, su asignación quincenal queda establecida en 0,4 pesos, libres ya de impuestos y gastos comunes. Con eso, puede comprarse un picodulce a la semana, o bien una entrada para la calecita cada dos meses, o una muñeca cada cinco años.
Aunque, ahora que lo pienso, es posible que mi Laura lo intuyera, y esa sea la razón de que tenga dos novios, los cuales, (aunque no la mantengan..) por el sólo hecho de ser varones, cobran más. En economía eso se llama diversificar las fuentes de ingresos. Puede que con un poco de suerte incluso yo me ahorre algún dinero.

06 octubre, 2005

Magia y felicidad, texto de "Profanaciones" de G. Agamben

Walter Benjamin dijo una vez que la primera experiencia que el niño tiene del mundo no es que "los adultos son más fuertes, sino su incapacidad de hacer magia". La afirmación, efectuada bajo el efecto de una dosis de veinte mgr. de mescalina, no es por eso menos exacta. Es probable, en efecto, que la invencible tristeza en la cual se sumergen cada tanto los niños provenga de precisamente de esta conciencia de no ser capaces de hacer magia. Aquello que podemos alcanzar a través de nuestros méritos y de nuestras fatigas no puede, de hecho hacernos verdaderamente felices. Sólo la magia puede hacerlo. Esto no se le escapó al genio infantil de Mozart, quien en una carta a Bullinger señaló con precisión la secreta solidaridad entre magia y felicidad: "Vivir bien y vivir felices son dos cosas distintas; y la segunda, sin alguna magia no me ocurrirá por cierto. Para que esto suceda, debería ocurrir alguna cosa verdaderamente fuera de lo natural".
Los niños, como las criaturas de las fábulas, saben perfectamente que para ser felices es preciso tener de su lado al genio de la botella, tener en casa el asno cagamonedas o la gallina de los huevos de oro...
Si es así, si no hay otra felicidad que sentirse capaces de magia, entonces se vuelve transparente también la enigmática definición que de la magia dio Kafka, cuando escribió que si se llama a la vida con el nombre justo, ella viene, porque "esta es la esencia de la magia: que no crea, pero llama". Esa definición está de acuerdo con la antigua tradición, que cabalistas y nigromantes han seguido escrupulosamente en todos los tiempos, según la cual la magia es esencialmente una ciencia de los nombres secretos. Toda cosa, todo ser tiene de hecho más allá de su nombre manifiesto un nombre escondido al cual no puede dejar de responder. Ser mago significa conocer y evocar este archinombre...
En última instancia, la magia no es conocimiento de los nombres, sino gesto: trastorno y desencantamiento del nombre. Por eso el niño está tan contento cuando inventa una lengua secreta. Pero su tristeza proviene no tanto de la ignorancia de los nombres mágicos como de su dificultad para deshacerse del nombre que le ha sido impuesto. No bien lo logra, no bien inventa un nuevo nombre, tiene en sus manos el salvoconducto que lo lleva a la felicidad.

03 octubre, 2005

¿Cuándo es el día de la madre?

Estoy en un problema.
No sé cuándo es el día de la madre.
Si es este fin de semana seré la única madre: mi mamá está de viaje en Madrid, mi suegra en Córdoba. Por primera vez seré la única madre. No tendremos que decidir con quién lo pasamos, a quién vemos primero, esas cosas. La festejada seré yo.
Pero existen voces agoreras que aseguran que el día de la madre será el próximo fin de semana... En ese caso no seré la única madre, seré otra madre más.
(Que quede claro: extraño a mi mamá y la paso muy bien con mi suegra, pero es mejor ser la única madre cuando ambas están vivas a esperar sentir ese vacío con culpa y tristeza que nos da cuando alguien falta.)

Interpretación de dibujos

Cuando era chica ayudaba a mi mamá, maestra, a corregir las pruebas de sus alumnos y pasar las notas al registro. Mientras compartíamos esta tarea mi mamá, además, me enseñaba psicología rápida. Juntas analizábamos los dibujos de sus alumnos. Sobre todos los de la familia. Ella me mostraba y explicaba el lugar dónde se dibujaba el chico, la relación de tamaños, si había completado o no los cuerpos de sus padres o hermanos, si había quitado o agregado a alguien. Y así, con el dibujo presente, íbamos investigando, inventando, la vida familiar de cada alumno.
Ahora es mi turno, y desearía no saber lo que sé. No haber jugado con los dibujos y las psiquis de esos chicos. No haber continuado leyendo psicología.
Mis hijos trajeron de la escuela un dibujo de la familia y sé, positivamente, que debo correr a buscar el teléfono de algún psicólogo que los salve de un futuro traumático. En el dibujo de Alan (7 años), están el padre con camiseta de Ríver, él en el medio, también de Ríver, y yo a la izquierda, con mi pelo corto y en pollera (¿cuándo me vio este chico en pollera?). Los tres estamos muy lindos. Sonreímos. Está dibujando muy bien Alan. Le encanta y se pasa todo el día dibujando. Hermosa familia. Todos, además, tenemos los brazos extendidos, como esperando un abrazo. Podría convertir el dibujo en un hermoso cuadro, ¡¡¡si no fuera porque falta su hermano menor!!! ¿Dónde está Ariel? Le pregunto a Alan y me dice que no lo dibujó porque Ariel es malo. No hay nada que hacer: este chico tiene una terapia en su futuro.
Paso al dibujo de Ariel (4 años y medio). Ari todavía dibuja monigotes. Las cabezas grandes de las que salen palitos que son los brazos y las piernas. Allí está su padre, en el medio, sonriendo y con barbita. Él a un costado, y al otro el hermano. El dibujo de Ariel tiene la dulzura de la primera infancia. Dicen que en los cinco primeros años de vida un chico forma su personalidad. O sea que con el mayor ya no tengo posibilidades, pero con él me queda medio año para mejorar algo. ¡Qué lindo dibujo! Me gustaría aparecer en él, por supuesto. No es que no esté. Me explicó que como su papá, su hermano y él tienen las cabezas así de grandes, de mí sólo pudo dibujar esa cabeza pequeñita y deforme, y no tuvo lugar para el resto del cuerpo. Lo entiendo. El todavía no sabe organizar los espacios, y menos sobre una hoja de papel. Igual yo sé que me ama y me necesita. Los dos. No tengo la más mínima duda. Aunque me parece que Ari está enojado conmigo por algo. Anda arisco... Pienso, sin embargo, que soy tan omnipresente para él, tan omnipotente, su dios personal, que no necesita dibujarme. Pienso en todo eso y no puedo dejar de repetir, sin que él me escuche, por supuesto: ¡la reputa que lo parió! que soy yo, así que no sirve como insulto. Soy malhablada por naturaleza. Me sale solo. No es para asustarse.
Los dibujos los voy a guardar para llevárselos a los psicólogos, claro está. Y cuando algún día hagan un dibujo de la familia completa, de los cuatro, con todos nuestros ojos, brazos, piernas e histerias, ellos en el centro protegidos por sus papás, quizás hasta con un árbol a un costado (prometo no analizar cómo dibujan las ramas y las raíces), y una casa al fondo, o por lo menos un departamento de tres ambientes con dependencias, ese sí, ese lo voy a colgar.

01 octubre, 2005

Martín,

Martín y Juan tenían 8. Una tarde de diciembre con el calor húmedo adherido hasta el último de mis huesos caminé las cuadras desde el subte a casa pensando en tomarme una jarra gigante de agua helada, ponerme el traje de baño y splash!!! en la suntuosa pelopincho.
Cuando abro la puerta veo a los muchachos tirados en el suelo jugando con unos autitos, en shorts, descalzos, goteando y cada uno con un ridículo gorro de lana en la cabeza. Levantaron la cabeza, me miraron y se pusieron a llorar como si hubiesen visto al mismísmo diablo.
-¿qué pasa?
- na...da...(a duo)
- por nada no se llora, ¿¿¿qué pasa???
- fue lucía (a duo)
Sí, Lucía esa tarde estuvo un poco aburrida y a sus 15 años decidió que era divertido hacer algo para distinguirlos de lejos. Algo para usar todas las partes de la maquinita corta pelo.
Martín se sacó el gorro primero y me mostró una punta de flecha señalando hacia dentro de su cabeza, Juan hizo lo mismo pero su decoración tenía el sentido contrario.

A Lu la reté, pero a ellos el decorado les quedaba lindo, evitaba confusiones y decidí sacarles una foto. Con cámara en mano, posó primero Martín, después (ya en la foto 36 disparé dos más) una Juan y despúes los dos enfrentados. El rollo se terminó ahí. Pasaron meses hasta que lo llevé a revelar; sólo salió la foto de Martín. Es ésta.