30 agosto, 2007

VERÓNICA Y FAMILIA

Les presento a mi familia. Hemos pasado un buen rato con los niños jugando a simpsonizarnos .
(En cuanto le tomen la mano verán que con cualquier foto, femenina o masculina, pueden hacer a cualquier conocido, familiar, enemigo, jefe, amigo).








27 agosto, 2007

Antes (II)

Llegué a la maternidad como muchas otras mujeres, y a decir verdad trato de criar a mi hijo según lo que me dicta el corazón, el sentido común cuando aplica, y el prueba-error algunas veces. No obstante, existe internet, los libros de puericultura, los consejos bien intencionados o los foros de crianza. Y nunca me dejo de sorprender.
Una de ellas es la capacidad humana (o femenina?) para teorizar, marcar tendencia y calificar lo que "se debe" y "no se debe" hacer durante un acto tan natural como es criar hijos. Y la otra es pensar cuánto cambiaron las cosas en los 30 y algo de años que pasaron entre mi nacimiento y el de mi hijo. Con esto no estoy justificando conductas pasadas, ni diciendo que "antes se hacía así y no pasaba nada" pero...no sé, si me atengo a las costumbres actuales y me pongo a pensar en las antiguas....puedo ser tremendista y pensar que nuestra niñez transcurrió al filo de la muerte y debemos considerarnos felices de haber llegado a adultos. O puedo ser despreocupada y asumir que actualmente los padres somos una manga de hincha pelotas exagerados.

Hoy, si viajamos en auto con nuestros hijos, primero vamos a Creciendo o a Planeta Bebe y evaluamos toda la oferta de butacas del mercado. Chequeamos cuál es la más apta según edad, peso y medidas del niño. Miramos que esté homologada por la Comunidad Europea y la resistencia a impactos debidamente testeadas. Tratamos de no comprar ninguna usada por las dudas. Gastamos una fortuna, la instalamos con el mayor cuidado posible y al cabo de unos meses o un año volvemos a hacer lo mismo porque nuestro hijo ha crecido y por su seguridad debemos comprarle una nueva.
Antes, nuestros padres nos llevaban de vacaciones a Mar del Plata por una Ruta 2 doble mano atestada de Dodge Polaras, Falcon Futura y Chevys Malibu cómodamente sentados en brazos de nuestras madres que viajaban en el asiento delantero del Peugeot 504. Olvidemos por un instante el ABS (frenos a disco con viento a favor) y por suerte no había airbag porque más de uno habría terminado estampado contra el plástico. Otros chicos, quizás mas afortunados que nosotros, tuvieron la oportunidad de sentarse en unas sillas de caño, que simplemente colgaban del asiento y los mantenían en su lugar gracias a una especie de barral que evitaba que se deslicen hacia adelante. Por supuesto, el tránsito era otro (por lo menos eso me dice mi papá cada vez que le saco este tema). Lo cual no quita que una maniobra brusca hecha a la obscena velocidad de 60 km/h te hiciera volar por los aires con silla y todo.

Ahora nuestros hijos toman agua mineral baja en sodio.
Antes veníamos de andar en bicicleta muertos de sed, tocábamos timbre en cualquier casa y decíamos: "Señora, me da agua?". La vieja abría la canilla y nos alcanzaba una manguera recalentada, a la cual nosotros acercábamos la boca en franca comunión de gérmenes para esperar que salga el reconfortante chorro.


Ahora las sillas de comer de los bebés tiene arnés de 5 puntos, bandeja extraíble y patas que garantizan estabilidad. Son plegables para ocupar menos lugar y la funda se puede sacar y poner en el lavarropas.
Antes eran de mimbre, caña o madera y nos ataban con un repasador para que no nos fuéramos a la mierda.

Antes nos daban la mamadera con Nestum a los 3 meses, previa hechura de agujero grande en la tetina de goma con una aguja caliente.
Ahora no se puede darles nada a los bebes a esa edad porque toda otra cosa que no sea leche materna es veneno.

Antes dormíamos boca abajo.
Ahora solamente se admite si el bebe tiene reflujo o vomita en exceso. SOLAMENTE. Entendiste???!!!!

Antes no nos amamantaban. Como la S26 o el Bifilac costaban una fortuna nos criaban a leche Nido o las 3 Niñas.
Ahora está prohibidísimo darles leche de vaca antes del año. Lo mismo pasa con la miel (salvo que seas Yiya Murano)

Antes nos dejaban ir solos en tren al Italpark, lleno de juegos peligrosísimos y de escaso mantenimiento.
Ahora los chicos no pueden salir solos ni a la esquina.


Los productos mejoraron. Los servicios mejoraron. Me resisto a creer que los padres mejoramos.

Ustedes que piensan?

22 agosto, 2007

Retomando a Vero en su post del 2 de julio

Me pareció interesante que llegara al blog (lo tenía olvidadito!!) un tema que nos toca a todas muy de cerca. En general más de lo que pensamos. Yo ya me he declarado públicamente incrédula: no recibí educación religiosa, no creo en dioses y tampoco soy afecta a la mayoría de las liturgias paganas. Educamos a nuestros hijos en esa certeza: ahora se trata de vivir. Y lo que no podemos eludir, no lo hacemos, es mostrar delante de ellos nuestras CONVICCIONES. Porque creemos que es necesario para una vida en un mundo con otros pensar y tomar posición. Mis hijos mayores -Lucía, 27 y Juan, 18- crecieron bien, y ahora casi todo depende de ellos mismos. Laura recién tiene 11, y en lo que hace a las convicciones...¡nos estamos conociendo! y a veces no me resulta tan sencillo. No transmitirle a nuestros hijos ni religión ni "valores" implicó y sigue siendo así, la decisión de trabajar mucho. No creemos en valores absolutos, dados de una vez y para siempre, inamovibles y rígidos. Tenemos, de nuevo, convicciones que muchas veces, escuchando y compartiendo y poniéndonos en lugar de otro hemos repensado e incluso modificado.
Vuelvo al tema específico del aborto. No me preocupa nada Gabriela Michetti, o en todo caso lo que sí me hace pensar es qué clase política nos representa. A veces esos furibundos discursos de la iglesia me suenan tan insoportables como la instalación de discursos redundantes sobre la libertad de las mujeres con su cuerpo.
La posibilidad, el derecho y la necesidad de comprometerse con las propias convicciones es la única alternativa al recitado de proclamas siempre ajenas. Ser el sujeto del propio predicado parece una obviedad y sin embargo no resulta ser algo fácil. No lo es para mí. El gesto soberano de decir “para mí….” “yo pienso que….” Es una manera de incluir lo individual en la trama de lo social, de incluirse. Quizá parezca un modo menor, pero en una de esas resulta en un modo inicial de reconstruir un vínculo social donde sea posible escucharnos y dialogar. Es que se volvió imprescindible ese compromiso personal para politizar nuevamente cuestiones que erróneamente se presentan como temas de conciencia. SON TEMAS DE TODOS, SON TEMAS COMUNES. Las políticas sanitarias, NO son asuntos de conciencias, de credos, de confesores, de militantes en temas de género. Son las cuestiones que hacen que formemos parte de una cultura, de una sociedad. Vivimos juntos y el cómo lo hagamos es crucial.
¿Qué clase de opción es estar a favor o en contra de algo como despenalizar el aborto?Me pregunto siempre ¿qué define exactamente estar contra el aborto?¿y a favor?. No me imagino, una propaganda que promueva abortar. Pero si es posible que exista -EXISTE- una gente agrupada en torno a la curiosa denominación de Pro-Vida, ¿sería entonces posible otra agrupación que se llame Pro-abortistas progresistas unidos?.
Hay que volver a la discusión sobre la moral,tenemos que ser capaces de dar una discusión de fondo. No sobre la cantidad de matafuegos, no. O¿ por qué Cromañon debiera inspeccionarse más o mejor que la cárcel de Mendoza?.
Es a ese tipo de cuestiones a las que me refiero cuando pienso en moral. No en los decires vacíos de moralistas, puritanos y progresistas de turno. Me refiero a todo ese republicanismo alegre que habla del valor de lazos sociales puros y del valor de la palabra pura, que se ruboriza cuando algún demente que ama la vida lanza palabras ingratas.
Amar la vida , qué bien que suena!!. Ahora recuerdo que una vez Massera dio una conferencia sobre el amor. Pero también recuerdo cuando Fernandez Meijide, decidida a ganar el voto progre dijo estar a favor de despenalizar el aborto….hasta que Ruckauf le ordenó poner violín en bolsa….
Me preocupa cuando Vida , cuando esa mayúscula la enlaza a otras como Estado o Iglesia. Me preocupa porque no queda sino una vereda de enfrente: la de la Muerte. Y esa no me gusta, sobre todo cuando me obligan a pararme allí.
La forma de construir al adversario no es ingenua. La mayúscula en ambas palabras le da al par un carácter de mutua exclusión. El contrario es siempre absoluto, como uno….Vida o Muerte.
Pero la única verdad es que tanto vida como muerte, en el mundo real, viene en par, no son esos absolutos que pretender hacernos creer inflandoles las letras iniciales. No se trataría entonces de construir un oponente en términos de convicciones político-sociales sino de un enemigo que conviene aniquilar.
Elijo para ejemplificar la absolutez, el enunciado que Pro-Vida me estaría poniendo en la boca: el que está en contra de la despenalización del aborto está a la vez –lo quiera o no- a favor de la muerte de las mujeres más pobres.
La vida ¿es un derecho o un deber? O es más bien un hecho? A partir del cuál hacemos lo que podemos. El estado lo que no puede no garantizar es el derecho a una vida digna. Ahí no hay excepción. La vida no es un deber. A lo largo de los días, hacemos lo que podemos con ella a cada instante, lo que mejor nos sale. Y la vida incluye también momentos en que se impone tomar decisiones. Y esa responsabilidad es indelegable.
Ahora voy a hablar mucho más de cerca, de mí.
  • En el país donde nací, el feto de hasta 14 semanas es un embrión y no un niño. Es entonces que la ley permite abortar en un hospital público en condiciones sanitarias adecuadas si ese es el deseo de la mujer y/o de la pareja. Estas leyes tienen bases científicas: un embrión no es un niño por nacer.
  • En ese contexto, cuando a los 15 años quedé embarazada: decidí seguir con el embarazo y tener a mi hija mayor. Fue una decisión muy difícil porque tenía que pensar en mí. Eso hice y hoy Lu tiene ya 27.
  • Viviendo en Argentina y ya adulta, supe que la penalización del aborto en solamente un privilegio de clase: muchas amigas han tenido que pagar bastante caro para garantizarse las condiciones sanitarias y no morir de alguna infección.
  • Yo misma pagué para abortar.
  • Cuando aborté tenía 40 años, tres hijos hermosos y uno muerto a los 9 años. Sé lo que es ser madre.
  • Decidí el aborto libremente, con la posibilidad de elegir que da el dinero y el respaldo del hombre que amo.
  • Si por un instante yo hubiese supuesto o creído que lo que estaba en mi panza era un niño y no un embrión, jamás lo hubiera hecho.
  • Lo hice sin culpa, sin remordimiento, con responsabilidad y serena. Aborté habiendo decidido interrumpir un proceso gestacional incipiente, no maté a nadie.
  • Y sin embargo, la situación de clandestinidad en que ese costoso evento fue practicado me asustó mucho, me denigró como persona y me humilló como mujer.
  • ¿Qué queda para quien no puede elegir?¿merece la muerte?

15 agosto, 2007

Cuestión de lógica

Hace unos dás, estando en casa, en el patio, encontro mi esposo, una lagartija metida en una cubeta, es obvio suponer que la pobre no podia salir de ahi, entonces él le explico a mi hijo de tres años: no le tengas miedo, mira, es una lagartija. A lo que el pequeño solamente contestó: ah si, y mi esposo se retiro de la escena, quedando solo el pequeño y yo, de repente, note que entraba y salia constantemente, lo veia agacharse,y regresar a la cubeta, y le decia, lagatija, lagatija, y le pregunté, què haces? y dijo: tabajando. Ok, pues, segui con lo mío, y volvimos a lo mismo: lagatija, lagatija. Entoncñes lo caché:le estaba aventando piedras al pobre animal, y yo, muy conciente de la situación, en tono de enojo,le dije: no la lastimes, sabes que esta lagartija tiene una mamá?? (haciendole entender, según yo, que si alguien le hace daño yo lo defenderia, no?)y me contestó, con piedra en mano: siii, una mamá lagatija, y un papá lagatijo. Plop.

11 agosto, 2007

Hablar, hablar...

Yo hablo mucho con mis hijos. Hablo de todo, de cualquier tema que les interese. Dicen los que dicen que entienden que hablar con ellos es necesario e importante. Pero el otro día mi hijo me dijo una frase que me ha dejado dubitativa durante días: Mamá, yo os creo, quiero decir que cuando oigo las cosas que dicen mis compañeros siempre pienso que son tonterías o cosas importantes según vosotros me lo habéis enseñado.

En un primer momento me sentí orgullosa de que mi hijo diera tanta credibilidad a sus padres. Un instante después, un sudor frío me recorrió toda la espalda. ¿Eso no será manipulación? ¿Y si me equivoco?

Hay algo que siempre me ha producido terror como madre, no quiero ser una de esas manipuladoras, castradoras de hijos que narra Woddy Allen. Quiero que piensen por ellos mismos, que se equivoquen y no tener que recriminarme el día de mañana: eso es por lo que yo le enseñé.

Después, hablando (al final siempre es lo mismo) llegué a la conclusión de que se refería a otra cosa. Aquello era una manera de decirme que se sentía orgulloso de mí, de su padre. Que me agradecía el hecho de que le prestase atención después de tanto tiempo (¡14 años!).

Él tiene su manera de pensar, me dijo, pero antes que en cualquier otro, confía en nuestro criterio.

Justo lo contrario que decía mi madre sobre mí...

La verdad es que en este "oficio de voluntariado" que es ser madre, nunca tienes nada seguro y siempre te ataca el mismo miedo. Sí, a eso, a hacerlo mal.

10 agosto, 2007

Confiar en nuestro instinto.

Cuando me enteré de mi primer embarazo, lo primero que hice (después de morirme del susto y antes de morirme de los vómitos) fue correr a una librería y a un kiosco de revistas a comprarme cuanto material disponible había sobre embarazo, partos, educación, crianza, en fin maternidad global.
Con todo el material en mis manos y un enorme vaso de Coca cola me dispuse a leer sobre lo que iba a transformar mi vida.
Empecé por lo que yo creía, seria el material mas light.
"Ser padres hoy" había publicado un especial donde mostraba con dibujos y fotos la evolucion de un embarazo. Hasta ahí todo bien. Piesitos, deditos, el pelo, mira ya puede oír!, jaja se chupa el dedo, etc.
Casi al terminar la publicación había un apartado donde nombraban las posibles complicaciones que podía tener un embarazo. Y ahí me encontré con la ilustración más dramática de la revistita.
Era un pequeño bebe (evidentemente trataron de ser muy didácticos) expulsado del útero. Como rompiéndolo. Era grotesco, cruel sin ninguna necesidad.
Ahí mismo decidí no leer más. Ni una linea más en todo el embarazo, ni un dibujo, ni una foto, nada.
Sí, ya se que en la información esta el poder, ya lo sé, pero aveces esa misma información nos limita, nos llena de prejuicios, de preconceptos, de miedos.
Algunos años después volvió a pasarme lo mismo.
Con mi hija ya más grande, empecé a leer sobre educación, pedagogía, etc.
Todo bien con tener un mapeo de la crianza, pero que pasa con nuestra intuición, nuestro instinto de padres?
"Que a los niños hay que enseñarles a dormir solos". "Que el colecho es lo mejor para una crianza sana". "Que los limites deben ser firmes". "Que la libertad da alas y autonomía para la vida".
Basta, me cansé.
Yo quiero ser una mamá a mi medida y a la de mis hijas. No quiero que me miren como una institutriz alemana si las acuesto a las 9 de la noche, ni quiero que me vean como Courtney Love si desde el año toman Coca (sí, les heredé el vicio).
Yo soy la mamá y quiero apoderarme de eso. Quiero poder diseñar mi maternidad como creo que esta bien, como creo que les hace bien a ellas.
Me gustaría que volvieramos a escucharnos, a dejar un poco de lado la información que nos bombardea y oír lo que como mamás/papás tenemos para decir instintivamente.
Me gustaría confiar más en mí como una mamá que ama, proteje, cuida, consuela, alimenta y cría como mejor puede hacerlo. Me gustaría poder probar y equivocarme y volver a intentar.
Me gustaría tener que hacerme cargo yo, de mis errores y que esos errores sean mios porque yo decidí tomar tal o cual camino.
Me gustaría seguir mi propio instito.