Seguramente nunca hemos tomado en cuenta que la intuición de nuestros hijos, su observación es a veces más meticulosa que la nuestra. Tal vez ellos sepan más que nosotros sobre lo que nos rodea.
Cuando mi hija tenía aproximadamente un año, ya dormía a pierna suelta; se dormía temprano, dormía toda la noche, nada podía despertarla. Vivíamos los tres en un cuartito improvisado en la azotea de la casa de mis suegros, atravezábamos por algunos problemas económicos. Cierto día ya no pude aguantar las ganas de llorar, después de dormir a Angela dejé salir las lágrimas, en silencio para no hacer ruido. Repentina y extrañamente Angela despertó y lloró junto conmigo. Simplemente no encuentro explicación alguna.
Hace un año, 5 meses y 17 días que el padre de mi hija y yo estamos separados. Mientras resolvíamos si separarnos o no, le ofrecieron un puesto mejor en la empresa donde trabaja, sólo que ese puesto estaba en otra ciudad a 3 horas y media de aquí. La situación entre nosotros provocó que él no vacilara en aceptar el puesto.
Me costó aprender a estar conmigo misma y con mi hija pero finalmente lo logré, incluso empecé a disfrutarlo infinitamente. La distancia nos ayudó a extrañarnos y recordar cuánto nos queremos; sin embargo ni la distancia ni el tiempo han hecho que yo me sienta segura de querer vivir nuevamente con él. Aún así, lo intentaré.
Hoy regresa, y me da la impresión que no regresa el mismo que se fue. Acordamos no decirle a Angela para que sea sorpresa. Pero mientras yo estoy muerta de miedo y de incertidumbre por lo que pasará, por lo que no pasará, Angela está particularmente contenta y no puede dormir, como si supiera que hoy a la media noche llega su padre, y que llega para quedarse.
No dudo que en el fondo sepa.
Escribo este post en vivo, mientras lo esperamos; las lágrimas me hacen ver borroso lo que escribo y Angela está distraida con la televisión, pero no dudo que que se haya dado cuenta de que estoy llorando y no me dice nada para no desconcertarme.
Hoy mientras estemos durmiendo (si es que logramos dormir) llegará Él. Cuando despertemos ya nada será igual a hoy, ni siquiera igual que antes de que se fuera. Y Angela... ella lo sabe.