- Empezamos a vomitar hasta que tenemos la prueba positiva en las manos, no antes.
- En los primeros meses inflamos la panza para vernos "más" embarazadas.
- Despues de ver al bebé en el primer ultrasonido sentimos que cualquier movimiento los podría lastimar o torcer.
- Nuestra tolerancia es inversamente proporcional a los niños que se nos pegan como lapa.
- Sentimos cosquillas cuando alguien tiene la firme intención de tocarnos la panza y al final no lo hace.
- La mano en la cadera al momento de sentarse es un cliché, en realidad no es necesario.
- Lo que sube de peso no es el embarazo en sí, sino dejarnos consentir.
- Seríamos capaces de hacerle un agujero al colchón para acostarnos boca abajo.
Estas verdades las recopilé de mi grupo de amigas, si alguien gusta añadir alguna, puede hacerlo.