En qué tengo
qué hablar?
Por qué no me
entiende?
Por qué gasto
hectolitros de saliva hablando sobre los valores, sobre la confianza, sobre la
posibilidad de contar conmigo, cuando algo en el cole no le salga bien y al
final, no me cuenta?
Por qué no me
escucha, cuando le digo qué si saca una mala nota, que me avise y vemos como se
hace para levantarla?
Por qué me
parece que hablo, le entra por un oído y le sale por el otro?
Jeremías no me
cuenta nada del cole, salvo las travesuras, ergo me da pie en esa circunstancia
de hablar con referencia a como comportarse institucionalmente, chequear si
registra que lo cometido no está bien, etc., etc., etc.
Podría ser que
este mal que viva pontificando sobre lo que está bien o está mal?
Y si no lo
hago, de que estoy jugando?
Soy la madre. No
soy una amiga. No soy una compañera.
Soy la persona
que en esto que nos toca llevar adelante, este remedo de familia, hace de madre
y padre!!!
Me fui el fin
de semana de lo más tranquila a casa de mis padres y no me contó, más bien creo
que me lo ocultó deliberadamente que el lunes tenia prueba de Lengua.
Obviamente que
se sacó un insuficiente.
No solo que
tengo que luchar denodadamente con el tremendo displacer y desencanto que me
producen sus notas mediocres, también tengo que luchar con un montón de gente
que me dice hasta el hartazgo “querés que solo tenga diez?”, “deja al chico en
paz, con que apruebe la materia ya está”.
Y sí, me encantaría que tenga todo diez,
porque me ha de gustar la mediocridad?
Pero también
aclaro que solo con un ocho, casi que estaría conforme,
Por que tiene
que ser parte de la masa, si la masa sigue nivelando para abajo?
Esta mal
buscar el nivel de excelencia?
En estos
tiempos en que la gente busca sacar la mayor ventaja, planes, becas, subsidios,
me pregunto, es un pecado que pretenda que Jeremías no le saque el cuerpo al
esfuerzo, al sudor, que tenga ganas de ser bueno en lo que hace, porque eso es
sano?