Lo busqué en la biblia, y no, no estaba, los piojos no figuraban como una de las plagas que dios abatió sobre Egipto.
Será que son tan asquerososo que ni dios los tuvo en cuenta?
La cuestión es que, bíblicos o no, esos inmundos bichitos osaron refugiarse en las cabezas de mis niñas para crecer, reproducirse y quien sabe que otra porquería más.
Como todas las desgracias, llegaron en el momento más inoportuno.
La mañana en que nos mudábamos, yo estaba vomitando cada cinco minutos (porque a mi se me da por somatizar el quilombo de esa manera), los gatos saltaban entre las cajas, mi marido mi papá mis suegros y los peones acarreaban muebles por las escaleras, y mi mamá esperaba a que, entre vómito y vómito, pudiera terminar de vestir a las nenas para llevárselas a pasear hasta que terminara toda la movida.
Ya vestidas, quedaba solamente la sección peinado.
ASCO TOTAL!!!! cuando estaba haciendo la raya al medio en la cabeza de Solcito divisé entre los rulos unas cositas blancas. ¿Estas dos se habrán aplastado galletitas en los pelos? pensé. Ilusa de mí. Miré mejor para sacudir lo que yo creía que eran miguitas y ahí nomás los ví, montones de bichitos inmundos que trataban de esconderse entre los pelos. Inmediatamente me puse a revisar a Abril, que paradita al lado nuestro se rascaba a cuatro manos. Idéntico resultado. Las dos cabecitas estaban minadas de piojos.
Hice una pausa para vomitar, aunque creo que esta vez fue por el asquito que me causaron los bichos, improvisé unas trenzas de emergencia (ni hablar de encontrar el Nopucid en medio del despelote) y las despaché con mi mamá hacia la calesita.
Lo primero que busqué cuando llegué a la casa nueva fue el mata piojos, pero cuando llegó mi vieja con las nenas no tenía agua. Me las arreglé con unas botellas de agua mineral y creí, nuevamente ilusa de mí, que ya estaba todo bajo control.
De nada valió la fortuna invertida en Nopucid (no es bárbaro, como dice la propaganda).
Resultado: Tres generaciones de mujeres (abuela, madre e hijas) empiojadas durante más de un mes.
Consejito: Si las visitan los piojitos, compren un buen peine fino, ese que tiene los dientes acanalados y pásenlo cuantas veces sus hijos se dejen. Los productos químicos para exterminarlos (a los piojos, no a los chicos) no dan buen resultado.
4 comentarios:
¿Me leíste la mente?
Estaba borroneando sobre este tema.
No, los insecticidas en las cabezas de los chicos (o de los grandes) ni dan resultado ni son saludables.
Tampoco te confíes en esa empresa que anda por ahí ofreciéndose como solución a los piojos. Te despiojan a los pibes, sí, pero después te conminan a seguir un tratamiento carísimo con shampoo y crema de enjuague que ellos mismos te venden más una loción apestosa. Todo en frasquitos mínimos que no me duraron ni una semana usándolos como ellos indicaban. Claro, si tenía que lavar las cabezas de 3 niños, dos adultas (yo y la chica que trabajaba en casa), más darle a ella para que despiojara a su hija y cortar así la infectación... Servicio para engañar ricos.
Ah, y el colmo de los colmos: los hombres adultos no crían piojos en sus cabezotas, barbas y pelambres. Parece que a los bichos estos no les va la tetosterona.
La injusticia se abate sobre nuestras cabezas.
Por lo menos yo tengo hijos varones y un peluquero a la vuelta de casa que, cuando los ve llegar solitos a los tres sabe qué tiene que hacer: corte quimioterapia (nominado así por el humor negro que me caracteriza)
Escriban sobre lo mismo, niñas, que igual nunca escribirán lo mismo.
Yo convivo con los piojos sin ningún problema. Paso el peine fino dos veces a la semana (nunca uso productos químicos), más si veo que se rascan con ese rascar característico que indica piojos. Con los chicos hacemos apuestas de cuántos sacaré de cada cabeza, y nos ponemos a estudiar a cada uno (yo me los pongo en la mano), miramos cómo mueven las patitas, y al final los tiramos por la pileta. En general no saco más de tres por cabeza, salvo una vez que el chiquito compartió la cama con su primo y volvió con unos 20. Hasta ahora me contagié una sola vez, y de uno solo. Me empecé a rascar a medianoche, desesperada, me lavé la cabeza y no paré con el peine fino hasta que salió.
No sabía lo de los hombres adultos. Ahora entiendo muchas cosas... No hay vuelta atrás con los piojos, están entre nosotros... y van a quedarse. (Esta última frase se puede usar como publicidad de película de terror).
Lo único que funciona es el peine fino. Mucha crema de enjuague y peinarlos muy bien con el peine fino y, si hay, peine ultrafino (aka) liendrero.
Dos días de esto y las cabezas quedan libres de piojos. Pero la espalda de esta madre rota por mes y medio.
Claro que llega algún amiguito de visita y vuelta a empezar...
Viste Gragry! para mi que estos bichos son el basamento del mito del eterno retorno.
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