Alan siempre fue un niño con un mundo interior maravilloso. Un niño que puede pasar horas en aparente silencio, jugando con sus muñecos y monstruos, pero que de verdad está inventando mundos, historias, fantasías.
Sin embargo, en el mundo real es un chico escéptico. Nunca le cerró la historia del Ratón Pérez, le pide a los magos que le enseñen los trucos, no le gustan mis divagues (yo empiezo con que en verdad soy una extraterrestre recién llegada a este mundo para buscar niñitos que puedan alimentar a mi especie, y enseguida trato de comérmelo, algo que bien le gustaría a Freud), y él me dice: "mamá, no inventes". Entonces no invento. Como es un niño escéptico, entonces, las historias de Papá Noel y de los Reyes Magos siempre le provocaron dudas.
Cada vez que él me preguntó si Papá Noel o los Reyes existían, mi respuesta fue: -¿Vos querés que existan?. Y como él me respondía que sí, yo le decía que sí, que existen. Mantuvimos este juego durante 6 años, pero ahora ya tiene 7, y le preocupa por qué Papá Noel, si vive en un mundo en el que todo es posible, no puede gastar más de treinta pesos en un juguete. Entonces vuelve a la carga. Algunos amigos ya le están pasando información, y él necesita preguntar: -"¿Papá Noel existe?" La que duda ahora soy yo. Ya tiene 7 años... si sigue creyendo, ¿los amigos no se burlarán de él? Y además... ¡no! ¡Papá Noel no existe! Mi judeidad se rebela contra la idea de la Navidad y de Papá Noel. Él sabe que yo no festejo el 25 de diciembre. Que sólo "acompaño" a su papá. Sabe que su papá y yo respetamos nuestras religiones y aceptamos nuestras diferencias. Pero que ni yo he adquirido un gramo de catolicismo por casarme con su papá; ni su papá, a pesar de gustarle el guefelte fish, se ha hecho judío (aunque una vez sus cuñados le presentaron a un mohel, en broma, y él se puso violeta). Entonces tomo aire y le pregunto: -"¿querés que te diga la verdad, aunque duela mucho?". Él dice que sí. Se le nota en los ojos. Quiere saber la verdad. Quiere que lo trate como a un niño grande. "-No mi amor, los regalos los dejamos los papás".
Su carita se desarma, y a mí también me duele. Está notablemente frustrado, porque ahora sabe que no podrá pedir ese juguete caro que quería. Hacemos un pacto para que su hermanito no se entere. Él acaba de crecer. Guardar un secreto es parte de su nueva madurez.
Al día siguiente, se ve que lo ha estado pensando, vuelve a preguntar: "-entonces los Reyes... ¿también?" Y yo le digo que sí, sin palabras. Y él sabe de qué se trata. No hay marcha atrás. Es un duelo y tendremos que superarlo juntos. Este año, por primera vez, él sabrá que no hay magia. Y yo lloro sin lágrimas por el pedacito de inocencia que le he matado a mi hijo.
7 comentarios:
A la edad de Alan tuve la primera conversación adulta con mi papá. Le pregunté si me iba a decir la verdad, la verdad, la verdad. Me contestó que sí y le disparé con la existencia de Papá Noel y Los Reyes.
Y si, me desilusionó un poco eso de que fueran cuentos, pero me gustó más que no me mintiera.
seguramente a Alan esta noticia lo hara sentirse "grande", con los beneficios de seguir recibiendo los regalos
Debó haber nacido en otro planeta, por que en mi casa jamas se hizo esa pregunta... supongo que por que ya lo sabiamos en parte y en otra por que mi hermana mayor dijo que el ratón perez eran mis viejos ¿Resultado? Sus dos últimas muelas quedaron huerfanas... monetariamente hablando. Ahora que lo pienso, pobre mi hermana! pero no fue en vano, se sacriicó por los menores!
PD: A nosotros nos dijeron que como el polo sur era lejano para Papa Noel, a veces le pedia ayuda a los padres en el tema de los regalos... así que a veces, eran mama y papa los que regalaban.
Los reyes no, esos son de Hierro. Nunca fallan.
Llamenme loco, pero esa magia, escondida o descubierta, es algo que me encanta, por que mientras se mantenga la tradición del amor, poco importa si son mama, papa, papa noel o campanita: Lo que importa es el momento.
eso es algo que nunca voy a entender, para que los ilusionan con la existencia de papa noel y todos esos magos y cosas raras, si después tienen que romperles la isusión por ende quedar como padres mentirosos....no está bien, para mí es re vil.
Mi mamá y mi papá jamás me dijeron que existía papá noel ni nada de eso, siempre, desde chiquititia , sabia que los regalos tenia que pedirselos a ellos...me ahorraron la gran desilusión, y me ahorraron esa primera gran mentira.
yo recomiendo que en eso, sólo en eso, sean como mis padres. Yo voy a ser así.
1) Donde dice "le matado", debería decir "le he matado".
Josie: una infancia sin magia no es infancia. Los padres no estamos para ahorrar sufrimientos ni decepciones ni frustraciones, estamos para acompañar en esos procesos. Un niño que jamás se frustra se convierte en un adulto que no sabe luchar por lo que quiere, y que no tiene capacidad de aceptar derrotas, ni de levantarse después de una caída, ni de perseguir sus sueños.
Creer es maravilloso. Y el día que los chicos preguntan si eso es verdad, es porque ya les llegó el momento de crecer, aunque sea en ese aspecto. Es porque su mente está haciendo preguntas, está indagando, está queriendo saber. Con tu criterio entonces los padres no tendríamos que permitir los amores adolecesntes, que siempre tienen un final y son quizás uno de los sufrimientos más profundos de la vida.
Más allá de la forma literaria en que conté el hecho -que es real-, Alan se desanimó sólo porque ahora sabe que no podrá conseguir un juguete caro.
Y te deseo que no seas igual que tus padres. Te deseo que seas vos misma.
El hijo de un amigo mío, una vez, vio a tres tipos disfrazados de Reyes Magos que iban en una camioneta. Y aunque tiempo después le dijeron que los Reyes Magos no existían, él dijo que sí existían, porque los había visto personalmente... ¿Quién lo puede contradecir?
Me hiciste llorar como una tonta... Y eso que hoy es 20 de Marzo...
Muy buena tu respuesta a Josie.
Beso.
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