Soy hija única. Eso significa que fui única destinataria de los afectos de mi abuela Dolores (la que me crió); fui la reina de su corazón, la niña de sus ojos, la razón de su existencia, su mimada, su alegría. Y lo disfruté durante varios años. Pero, al ir creciendo, fui sintiendo que, tal vez, ser hija única no era la situación ideal. Y muchas veces, ya de grande, sentí que, si hubiera tenido hermanos, hubiera podido… cómo decirlo… enfrentar mejor la “salida al mundo”: aprender a encontrarme con otro, a compartir, a cuidar, a pelear, a negociar, a defender mis espacios y mis tiempos propios en un ambiente seguro, antes de salir al ruedo. Por eso, decidí que no tendría un solo hijo.
Si hubiera empezado más joven, me hubiera gustado tener tres. Pero empezando a los 37, me parece que dos es un buen número. (Por supuesto, mi marido sigue divagando con que podemos tener muchos, pero yo ya le dejé bien en claro mi posición varias veces; dos es la máxima concesión que puedo hacer a esta altura). Mi edad tope para tener hijos eran los 40, y el plazo se cumple este año…; realmente, era una carrera contra el tiempo.
Al mismo tiempo, a pesar de mi convicción inicial, más de una vez, después de tener a Bianca, sentí una especie de angustia al pensar en tener otro hijo, previendo que voy camino de perder la poca salud mental que me queda, que voy a tener que resignar más espacios y tiempos propios (¿qué, todavía me quedaba alguno?), etc. Pero está decidido. Realmente creo que lo mejor para la nena es tener un hermanito.
Pues bien, empezamos a buscarlo, y quedé embarazada otra vez. Y ahora se actualiza otra sensación que experimenté a poco de tener a Bianca: ¿se puede amar a dos hijos con la misma intensidad? No puedo menos que sentir que todo el caudal de amor que ahora dedico exclusivamente a mi hija se va a tener que dividir en dos, y que no solo ella va a perder, sino que también su hermanito o hermanita corre en desventaja, porque desde el vamos le va a tocar la mitad del amor que recibió su hermana hasta ahora. Y, la verdad, sufro por ellos al pensarlo…
Las madres con las que he hablado me aseguran que “siempre hay lugar para uno más”, que uno ama a todos sus hijos con igual fuerza, aunque no pueda dedicarle a cada uno el mismo tiempo y atención que dedicaría a uno solo; pero por más que racionalmente lo entiendo y lo acepto, en mi interior sigue rondando esa terrible duda...
13 comentarios:
Me causa una sensación rara leer lo que yo pienso en la pluma (más bien la tipografía, ¿no?) otra hija única.
Todavía no tengo hijos, pero creo que la clave está en que hay distintos tipos de amor y, como cada vez que una se enamora de otra persona es diferente, el amor por cada hijo será diferente. Como comparar peras con manzanas.
(O al menos eso espero...)
Daisy, conozco la sensación, la tuve durante el segundo embarazo. ¿cómo, si amás tanto a uno vas a poder amar a otro? Te sale solo. No es que vas a tener que repartirlo, vas a tener cada vez más y más. Quedate tranquila, y disfrutá este momento.
Creo humildemente que el amor no se divide. Es algo intangible, como todo sentimiento. Por eso no se le aplican las operaciones que se aplican, por ejemplo, al dinero que uno deberá dividir entre los hijos para comprarles regalos.
Se puede amar a cada hijo infinitamente.
Yo creo que la fórmula para hallar la respuesta a tu pregunta o sea la variable P (por la inicial de pregunta), es así:
TU AMOR ES UNO: A=1
EL NUMERO DE TUS HIJOS:H=2.
Dado que cuando uno da amor éste se múltiplica. La operación a usar es la multipicación.
Por lo tanto AxH=P, reemplazando... 1x2=2.
Tendrás el doble de amor para darle lo mejor a cada uno.
Felicidades por el nuevo bebe!
Se los ama absolutamente, eso es una certeza. Se los ama distinto, para mí también una certeza. Con cada hijo nuevo, tengo la certeza de haber amado más en intensidad a todos los anteriores. Cyn, no hay amor igual a éste. Disfrutalos!, disfrútense.
Gracias chicas por mostrarme que no soy la única que ha sentido esto (y que lo han superado!).
Lo primero es que no puedo ser madre... soy varon...
Lo segundo algunas reflexiones, y que ni se te ocurra pensar que son consejos y menos verdades, solo mi experiencia....
Soy el tercer hijo de 13 y siempre admiré la capacidad de mi madre para atender a los 13 a la vez... recuerdo que le pedia algo, para mi muy importante, y ella estaba hablando con alguno de los otros... yo reclamaba "madre, no me estás escuchando" y ella contestaba que si... yo le tomaba examen... "¿a ver que te pedí?" y ella respondia perfecto... así entendí que el amor no tiene numeros... es amor o no...
Muchos años después me casé y tuve mi primer hijo, él nacio muy enfermo y no era lo esperado... yo estaba en un consultorio de la clinica esperando viniera el medico a explicarme que pasaba y entro mi madre a acompañarme. Ella me acariciaba, no era lo habitual, me preguntó ¿cómo estás?.... "el que está mal es mi hijo, no yo" y su respuesta fue única..." pero mi hijo sos vos"...
En fin... creo que el amor importante no es el que se recibe, sino el que se da... muchas veces me desesperé convencido que no alcanzaba lo que yo daba con lo que merecen mis hijos y lo peor es que nunca sabre si alcanzó, pero a mi (egoistamente) me hace feliz quererlos.
Disculpame si me fui de tema... me surgio..
Muy lindo tu blog.....
y mucha suerte....
Si, se puede, por que el amor no se divide, sino que se multiplica!
Besos.
en primer lugar, el tercero de 13 me genero mucho impacto. En segundo lugar, tampoco soy madre aunque podría serlo... sin embargo soy tía. Amé a mi sobrina mayor con ardiente frenesí, al enterarme del nuevo embarazo de mi hna, pense, mhhhhhhhhhh, podre yo querer a dos sobrinas???????
Y si las amo de igual modo aunque nos relacionemos distinto, no se si soy clara? Mi madre tuvo mellizas en primera instancia y yo siempre la cargo que es por eso que es tan ecúanime...ella multiplico su amor, de una... sino me cree lealo
http://cociendohabas.blogspot.com/2006/05/feliz-cumple-maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.html
besos
no tengo hijos aún, pero tengo gatos. muy queridos los tipos. cualquiera dirá que es incomparable un cachorro humano. pero creo que si tuviera uno de esos, lo adoraría tanto como a los bigotudos estos.
en el número progresivo ya no es uno el que elige quererlos, sino son ellos los que te seducen con su individualidad. entonces hay momentos para el mas chico, para el más grande, para los del medio. cada uno te mastica un poquito, pero te deja amores sorprendentes para tu novedad.
definitivamente ciertos días queres acribillar a todos. eso también es cierto. y el sentimiento se reparte proporcionalmente.
buenos augurios y enjoy!
El corazón te crece, niña!
Yo también conozco ese sentimiento.Pero se diluye desde que te llevas tu segundo bebe a casa..¡Qúe bónito es ese paseo en coche hasta tu casa!
Lo mas curioso es que embarazada del tercero tuve los mismos sentimientos...¿Cómo voy a poder querer a este nuevo? ¿De donde voy a sacar tiempo para un nuevo bebe?
¿Dónde me he metido?
Por supuesto que lo del tercero fue difícil...mejor no recordarlo...pero ahora cuando voy con los tres por la calle me siento la gallina Marcelina con sus polluelos.Pollos de 19,15 y 8 añitos nada menos!!!
Saludos
Ahora que tengo a Josué en mis brazos (y a Bianca sobre mis rodillas), sé que se puede amar a dos, y supongo que por eso también se puede amar a tres, cuatro, o más...
Me encantaron algunas frases que leí en los comentarios: eso de sentir que uno no sabe si a a los hijos les alcanza lo que les damos (Jorge). Eso de que cada hijo te seduce con su individualidad, muy cierto! (Genial lo de que cada uno te "mastica" un poquito, Aydesa! Y también lo de que hay días que uno no solo ama a todos, sino también quiere matar a todos por igual). La imagen de la gallina Marcelina con sus pollitos es tan dulce, Inma! Realmente hermosos! Gracias...
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