30 enero, 2006

Lo que se hereda...

Cada vez que llegamos a la casa de mis viejos la misma historia, las nenas entran corriendo, se van sacando la ropa (dejándola por el camino) hasta quedar en bombacha y toman por asalto el dormitorio, en donde se atrincheran por el resto de la noche o el día, según la hora en que lleguemos.
El sábado fue uno de esos días
-Yo no sé de donde sacan esas cosas estas dos, qué desordenadas son! Mirá como se ponen en bolas- le dije a mi mamá después de saludarla, mientras me sacaba las sandalias y las dejaba en el palier. Saludé a mi papá, revoleé la cartera en el sillón, tiré una bolsa con videos en otro sillón, me arremangué el vestido le hice un nudo dejándolo del largo de una minifalda mientras me iba a “mi” lugar en el comedor diario.
Mi vieja me miró y me dijo
-Me estás jodiendo? Hacen lo mismo que hacés vos.
-Yo? Qué hago?
-No te diste cuenta?-
me contestó señalando el reguero de cosas que indicaba el camino seguido y mi cuerpo semi desnudo.
Y no, no me había dado cuenta.
Ahí nomás empezó la enumeración de similitudes por parte de mis progenitores, a saber:
Mi uniforme habitual era una bombacha (igual que mis hijas), solamente me vestía completa en fiestas de guardar o cuando iba de visita a algún lado; salvo que hagan 10ºC bajo cero andamos descalzas, desde que aprendimos a hablar contestamos hasta quedar con la última palabra, siempre fuimos tercas como una mula, normalmente dejamos todo tirado, a pesar de tener los ojos muy grandes cuando nos reímos parecemos chinitos, nuestros malhumores son soportados estoicamente por los que nos rodean, somos curiosas, nos gusta dibujar e inventar historias, amamos a los animales y a las plantas. La lista seguía y seguía.
Ante tamaño recordatorio, alegué que también tenemos muchas cosas que nos distinguen. Por ejemplo: Sol queda en calzones solamente en épocas de calor y Abril hace un culto del nudismo total tanto en invierno como en verano, yo me he vuelto un poco más recatada con la edad (me desnudo cuando es necesario) Sol quiere ser princesa y Abril tener muchos hijos pero que se los cuide yo, yo me conformo con ser quien soy. Sol dibuja en papel, Abril se dibuja el cuerpo, yo hago las dos cosas. Sol se enoja y le dura mucho, Abril se enoja y le dura poco, yo me enojo y depende con quién, me dura o no. Ellas dejan todo tirado, yo también, pero de última lo junto.
...
No encontré nada más.
Recién ahí, bajo la mirada burlona de mis viejos, caí en que mis hijas y yo nos parecemos más de lo que creía.

7 comentarios:

Guzamadour dijo...

y si... no nacemos de un repollo

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Imaginé mientras leía a tus nenas correteando y cuando llegué a vos te imaginé una nena más.

abrazo de gol

Noelia dijo...

"a veces los hijos se nos parecen/ ahi nos dan la primera satisfacción/"

tienen bellos nombres tus hijas

. dijo...

De pequeños te los comerias, pero cuando han crecido te arrepientes de no habértelos comido ¿verdad? Un saludo, entré en tu blog por tu comentario en otro. Visítame, un besito.
bohemiamar.

m a dijo...

Guza, Catalina: A veces son un espejo difícil.

Niño, Cynthia: Tendrían que vernos cuando hacemos bailecitos de festejo!! No sabrían si están en un jardín de infantes o en un neuropsiquiátrico.

Bohemiamar: La verdad es que a veces te dan ganas de acogotarlos

Cazadora de almas dijo...

A menudo los hijos, se nos parecen...asi nos dan la primera satisfación, esos que se menean con nuestros gestos y echando mano a cuanto hay a su alrededor...esos locos bajitos...

Mil Besos!

Rain dijo...

ciertamente nosotros los hijos nos parecemos a nuestros padres... aunque lo neguemos. Solo hay que aprender a refinarlo y extraer lo mejor.
Saludos!