13 abril, 2006

BASTA!!!!!

El año pasado fue el primero desde que Martín murió en que me encontré hablando y escribiendo acerca del asunto más de una vez. Fue así porque proliferaron los padres víctimas a quienes no quisiera parecerme jamás. Esa categoría de personas se arrogó el derecho de hacer o decir cualquier cosa, esgrimiendo su condición de doliente extremo o más aún: "¿ud. qué sabe si no se le ha muerto un hijo?".
Bien, me banqué un añito de análisis duro, de los medios a full con el tema y por sobre todo me tocó en más de una oportunidad la antipática cuestión de contestar algo así como: "a mi se me murío un hijo, y?. ¿qué plus de derecho te da un plus de dolor?. Ninguno."
Otra de las cuestiones que me tuvieron el año cromañónico en vilo, fue que ahora Laura tiene ya 9 años (edad que tenía cuando su hermano murió, hace siete), y por lo tanto no se ha privado ni un poquito de preguntar y preguntar hasta el último detalle acerca del accidente en el que murió su hermano. Este año, nuestra "notera amarillosa" nos mantuvo al trote y nos puso hizo volver a un sitio decididamente pasado.
El pasado fin de semana un varón de 16 años murió. El domingo, laurita se pasó haciéndonos notar qué curioso es que el chico muerto "tiene un mellizo...como juan", "que tenía 16 años...como juan", "que lo raro es que el muerto no es Juan sino Matías y el vivo no es Juan sino Martín, como nuestro muerto. Algo salió al revés, ....por suerte".
La sobreexposición del dolor ajeno en los medios, lejos de conmoverme me da bronca, mucha. Ese padre doloroso junto al gran padre de todos los padres dolorosos, Blumberg, me pone en guardia. Pero hoy cuando Laura vino a contarme que sus amigas-vecinas le dijeron que sería mejor que también nosotros nos fuésemos a otro país así no nos matan a Juan, creí que había llegado el momento.
Pegué un grito: BASTA!!!!!!, que se escuchó hasta en las antípodas de núñez. Salí al balcón a gritar, gritar y gritar hasta cansarme, me siguieron Juan y Laura que estaban llorando adentro asustados,abrazados. Salieron y les dije: "gritemos fuerte, bien con todo, saquémonos las ganas y la bronca, y que nadie nos pregunte por qué mierda gritamos....".
El portero, elegantemente tocó el timbre y nadie le abrió.
Mis amigas del edificio llamaban por teléfono y no atendimos.
Todo duró dos o tres minutos eternos.
Después entramos, nos hicimos un té y abrimos una lata de galletitas de jenjibre que traje de inglaterra, comimos y tomamos en silencio. La vida sigue.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El dolor no te hace más bueno como la droga no te hace más malo.

Los hechos son los hechos y los hechos extremos sacan lo que cada uno tiene adentro.

Las cosas no pasan: están en las personas.

Si el dolor que llevás con vos no te quitó la claridad como para ver eso, vas a estar bien, vas a poder vivir con lo que te haya tocado, vas a tener el abrazo de los tuyos, como ahora.

con afecto sincero y sin ánimo de consuelo, sino más bien de presencia,
n

Reina dijo...

gracias,nati.

lunanueva dijo...

Vivimos en una cultura que niega la muerte como hecho natural. Parece que toda muerte fuera una desgracia evitable, y que los que atraviesan la muerte de un ser querido merecieran una medalla o algo así.
Por otro lado, abusar de la exhibición del dolor ajeno, además de ser un recurso barato del amarillismo, hace de cábala para los negadores: como si dijeran, mientras le esté pasando a otro, no me pasa a mí.
La vida sigue, y la muerte es parte de ella. Aunque no nos guste, y aunque nos toque.

El Bambi dijo...

Siempre que leo un blog me nace una opinión, pero en este caso me brota solo un saludo silencioso.

Rain dijo...

Amén!

Anónimo dijo...

siempre me hubiera gustado tener un par de cojones para gritar asi. Quien sabe...nunca es tarde para que la urgencia me haga olvidar que no los tengo

Vera Finkelstein dijo...

Yo grité también...