Ya ha pasado un año, tres meses, ocho días. Y no me atrevo aún a ir al cementerio a visitar la tumba de mi hijo, ni para dejarle unas flores. ¿Falta de interés? No ¿Falta de cariño? Tampoco ¿Olvido? Por supuesto que no ¿Falta de valor? Tal vez, y cobardía.
2 comentarios:
Que dulce y tierno que es tù blog,y,que triste tù ùltimo post.
No hay mucho que decir simplemente que a veces es màs importante ese recuerdo diario que un par de flores en él cementerio.Y que ese momento vendrà cuando tù estes preparada!
Mucha fuerza!
mierda me mataste
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