21 julio, 2008


La bruja azul.

Muchas veces al volver del supermercado con Maju tomábamos por Arenal Grande hasta Chaná zigzagueando el barrio hasta llegar a casa. En el camino, más precisamente sobre los últimos cincuenta metros de esa calle había una casa que como todas, carecía de jardín y que tenía la ventana siempre abierta, a cualquier hora y sin importar el clima. A través de esa ventana se podía observar una pieza lúgubre, de paredes con una pintura indescifrable por el tiempo y el avance sin obstáculos de una humedad poderosa. En el centro de la habitación había una mesa de comedor de estilo francés sin sillas alrededor. La mesa estaba forrada con un nylon grueso, azul eléctrico, sujetado por tachuelas cabezonas dispuestas muy desordenadamente. Atrás de ella y contra la pared, un ropero del mismo estilo también lucía totalmente cubierto con el mismo nylon y con el mismo descuido en las tachuelas. Además de estos dos muebles, de otra de las paredes colgaba un cuadro oval, forrado y claveteado exactamente igual a la mesa y al ropero.

La ventana tenía cuatro hojas de madera pintadas de azul eléctrico y con grandes vidrios. Dos de esas hojas eran fijas y las otras siempre estaban abiertas bajo la persiana que asomaba apenas, dejando ver su espléndido azul eléctrico.

La mayoría de las veces, tras las rejas había una anciana flaca, alta y de largos dedos y cabellos despeinados, blanquísimos. Se apoyaba en la reja sacando los antebrazos hacia fuera por los rectángulos planos de la reja con diseño, y miraba la gente pasar y escribía, en una cuadernola ajadísima, con lapicera azul y a gran velocidad.

Cuando Maju y yo aparecíamos en la esquina ella nos clavaba su mirada concentrada y fija sin quitárnosla de encima hasta que estábamos a pocos metros de pasar frente a su ventana. Entonces bajaba decidida la mirada hacia su cuadernola y escribía frenéticamente.
Casi siempre, después de ir ya de espaldas a ella, inquietos por la curiosidad nos dábamos vuelta para ver que estaba haciendo, entonces nos encontrábamos otra vez con su mirada fija en nosotros, la que volvía a bajar en un tic para concentrarse en la escritura.

Vale decir que todo vecino, vendedor, ciclista, perro o lo que fuera era abordado por ella de la misma manera y, que Maju y yo éramos apenas una figurita más de su álbum infinito.

Muchos años me picó (y aún me pica) no poder leer lo que escribía aquella mujer flaca y misteriosa.

Ayer, después de muchos años, pasé de nuevo frente a la casa de “La bruja azul” -como le decía Maju- y pude ver los inequívocos signos del paso del tiempo sobre la persiana definitivamente cerrada, y sobre ella un grafiti que decía: ¿continuará?

09 julio, 2008

Limites

Vivo preocupada por el tema de los límites. Tengo un Jeremias de 7 años, que a fuerza de ser único, y otras virtudes hay veces que va en vía de convertirse en un tirano.
Más me preocupa aún, habiendo visto en los medios de todo el país, como una docente es sometida a la burla y el escarnio por parte de sus "alumnos".
Tambien diría que su vida estaba en peligro, pero no va a faltar quien me trate de exagerada.
La primera reacción fue repartir culpas. Pero nadie ni siquiera hizo un amague de repartir responsabilidades.
Un niño pasa cuatro o cinco horas en la escuela. El resto del tiempo lo pasa en su casa, repartiendo su tiempo entre su familia y su grupo de pares.
En la escuela se imparte educación. Conocimiento de carácter científico, sistemático. En la escuela SE EDUCA.
En el seno de la familia, es donde el niño SE FORMA. Dentro de la familia, es donde el niño adquiere valores éticos, morales, donde se adquiere cabal idea de lo que está BIEN y está MAL.
Entonces, a quien le cabe la responsabilidad por los actos cometidos por esos alumnos?
Por otra parte, la escuela y el docente han perdido su autoridad, a fuerza de ser denunciados por los padres de ESA clase de adolescentes.
Hoy vemos una docente que sin inmutarse permite que un alumno haga todo tipo de payasadas, y vemos a otra docente a la que le ponen un preservativo en la cabeza y le prenden fuego a SU CABELLO.
Ninguna de las dos hizo nada.
Estan indefensas.
No se defienden ellas mismas, no las defienden sus directivos, no las defiende el sistema escolar, y la sociedad permanece inmutable.
ES UN ASCO.

05 julio, 2008

La guardería del terror

Hace aproximadamente dos años fui testigo de un acto indignante, inconcebible, inhumano. Lo doy a conocer porque es una situación que estoy segura no solamente existe donde yo lo vi, y también porque no pensé que pudiera ponerse peor.

Para comenzar trataré de describir el espacio. El patio trasero de la casa de mi madre colinda perpendicularmente con el patio trasero de una casa adaptada como guardería (estancia infantil, sala). En la casa de mi madre se escucha perfectamente lo que sucede en el patio y algunas veces lo que sucede dentro de las instalaciones. La ventana de una habitación en casa de mi madre da al patio trasero, por lo que ofrece una vista parcial del patio de la guardería.


Desde que comenzó a funcionar este espacio escuchábamos regaños que sólo pueden venir de una persona que no tiene la mínima idea de cómo tratar niños; escuchábamos llantos fuertes, constantes y algunos interminables. Los regaños poco pedagógicos provenían de la directora del establecimiento y encargada de cuidar a los niños: "¡cálllate, nadie quiere a los niños llorones!", "si sigues tu mamá no va a venir nunca por ti", "no entiendes, estás tonto".

En una ocasión me encontraba editando algunos videos de mi cámara. Comencé a escuchar lo que ya se había vuelto rutina, sólo que esta vez me encontraba cerca de la ventana y no pude resistir la curiosidad de asomarme y ver lo que sucedía del otro lado de la barda. Enseguida tomé mi cámara de video y ésta fue la escena que pude grabar:

En el patio se encontraban un par de maestras; una grande de edad, directora del plantel y madre de la maestra que la acompañaba. Ambas estaban "enseñando" a caminar a un niño; él caminaba sostenido de un aro que jalaba lentamente una de las mujeres. Yo le calculé al niño aproximadamente un año de edad porque a esa edad lo importante son los pasos. Él se cansó y comenzaba a dejarse caer sentado y ahí comenzó la furia de las bestias que estaban con él.

Primero una, lo levantaba violentamente de un bracito mientras le gritaba: "¡levántate!", esto en repetidas ocasiones. Después lo levantaban del cabello para que siguiera caminando. Finalmente fue el llanto lo que empezó a molestarles y se unieron en contra de un ser que no es capaz de defenderse: una lo hacía caminar mientras la otra le tapaba la boca y no conformes con eso varias veces le propinaron unas nalgadas y cachetadas con una fuerza que no debería usarse con un niño. Posteriormente entraron en la casa y perdí todo de vista.

Señoras, me paralicé, no supe qué hacer; lloré indignada y me quedé frente a la ventana un largo rato sin poder creer lo que acababan de ver mis ojos. Llegó la hora de irme a la escuela y allá le platiqué lo sucedido a una de mis compañeras, el hecho no tardó en difundirse por toda la escuela. Al atardecer se comunicó conmigo un buen periodista y amigo mío; estaba interesado en el video y me dijo que él se encargaría de todo.

Al poco rato nos visitaron un grupo de periodistas que se llevaron el video no sin antes entrevistar a todos los vecinos. Yo esperaba la nota al siguiente día, pero no, me pidieron estar al pendiente por si sucedía algo parecido para tener más videos; lo que les interesaba era la nota. Al cabo de una semana las imágenes ya habían sido divulgadas por los medios de comunicación de la ciudad. Fue entrevistada la directora del plantel, también los padres del niño maltratado. La nota fue complementada por la opinión y orientación del director del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación y fue ahí donde supe que el pequeño alumno contaba con dos años de edad, tenía atrofia cerebral y no podía escuchar de un oído; está de más decir que se multiplicó mi indignación.

Los padres estaban dispuestos a demandar, yo serviría de testigo; pero sucedió algo curioso antes: yo no conocía personalmente a los padres, mi contacto con ellos fue por medio de un periodista y estaba por confirmarse una cita con ellos. Me contactó una persona para decirme que me abstuviera de declarar, a manera de amenaza me sugirió no meterme en problemas. El periodista que servía de intermediario entre los padres del niño y yo, desapareció y en ningún medio de comunicación quisieron darme datos.

Por casualidad la señora pudo ponerse en contacto conmigo, fui al Ministerio Público a declarar como testigo y después de eso no supe más de esa familia ni de la evolución de la demanda.

No vi ningun resultado, la escuelita continúa ofreciendo sus servicios con el mismo personal. He sido testigo de situaciones similares y peores. En el fondo del patio hay un cuartito diminuto donde encierran a los niños a manera de castigo, continúan las reprimendas y no dudo que también los golpes.

Ahí no termina todo, pero antes de seguir necesito explicar algunos puntos. Desde hace algunos años la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) da apoyo económico a estancias infantiles y otorga becas a familias de bajos recursos para que los niños menores de 4 años acudan a las estancias que se encuentran afiliadas mientras los padres trabajan .

Con esto se benefician todas las partes: SEDESOL puede brindar el apoyo a guarderías sin tener que administrarlas. Las guarderías cuentan con el subsidio económico sufiente para mantener calidad en el servicio y además cuentan con prestigio ya que el organismo gubernamental promueve seguridad y confianza en sus estancias. No se diga los padres, que tienen dónde dejar a sus hijos mientras trabajan, tienen la garantía de que estarán bien atendidos y pagan una cuota mínima mensual que representa el 5% de lo que pagarían en otro lado.

La guardería del terror llamada "Mundo Pequeñito" hace algunos meses obtuvo el apoyo de SEDESOL con todos los beneficios: apoyo económico, prestigio y más niños. A grandes rasgos cumplieron con todos los requisitos señalados, porque no existe uno que diga: no maltratar a los niños. Tiene todo para afiliarse y parece que toda la evidencia de los medios de comunicacion no sirvió de nada. Ahora los padres, confiados en la seguridad que brinda SEDESOL dejarán a sus hijos con el lobo.

¿Qué hacer? ¿Denunciar? No sirve de nada. ¿Difundirlo? Tampoco. Opté por esperar a los padres en la esquina de la guardería y mostrarles el video. Algunos niños afortunadamente dejaron de ir, algunas madres respondieron: "es que no tengo dónde más dejar a mi hijo".

A nosotros como padres ¿qué nos queda? Nos queda darnos a la tarea de observar a nuestros hijos y confiar en lo que ellos nos dicen con palabras o sin ellas. Nos queda esperar que los padres que tienen a sus hijos en esa estancia se den cuenta del lugar tan inseguro que es, antes de que los niños sean víctimas de personas que distan mucho de llamarse seres humanos.